Uso excesivo de videojuegos: ayuda a tu hijo a saber parar
Cuando el uso del juego es demasiado se produce aislamiento social, cambios de humor, bajo rendimiento académico e incluso cierta dependencia
En la ciberseguridad (19-11-2024): Uso excesivo de videojuegos: ayuda a tu hijo a saber parar.
Fuenlabrada
Los videojuegos son las estrellas en el entretenimiento para adolescentes y jóvenes, pero es importante que ellos y los padres, sepan controlar el tiempo de juego y no hagan un uso excesivo que puede generar problemas incluso de dependencia y aislamiento.
Por eso, es importante que los chicos/as sepan reconocer cuándo están haciendo un uso excesivo de los dispositivos tecnológicos para tomarse una pausa, por su bienestar físico, mental y para su desarrollo personal, según cuenta Carlos Puente Pérez es técnico de Ciberseguridad del Área de Menores de Instituto Nacional de Ciberseguridad, INCIBE. Y si ellos no son capaces de tener ese autocontrol, es necesario que los padres estén atentos y tomen medidas. Teniendo en cuenta, asegura, que los videojuegos no son buenos o malos por si mismos, sino dependiendo del uso que les demos, el papel de los padres de acompañamiento y supervisión en edades tempranas, y siempre teniendo en cuenta el grado de madurez del menor, es fundamental.
Puente aconseja que de 0 a 2 años los niños se expongan lo menos posible a pantallas. A partir de los 3 a los 5 años - "son etapas aproximadas, que luego dependerán de cada caso", indica - se recomienda que si juegan con videojuegos, siempre sean adecuados a su edad y un tiempo corto, "con contenidos muy cuidados y acompañadas de adultos". Y de esa edad a los 13 ó 14 años, aproximadamente, se abren más posibilidades de utilizar videojuegos de contenidos más variados, pero en estas edades tampoco se debe bajar la guardia, siempre tiene que haber algo de supervisión de los padres.
Síntomas de uso inadecuado
Los síntomas que indican que el menor puede tener un problema son diferentes. Lo más evidente, son las largas horas que pasa jugando, sin moverse de delante de la pantalla y muchas veces sin atender a conversaciones, ni requerimientos que le puedan hacer en ese tiempo.
Esta dedicación, supone un aislamiento social, dejando de quedar o contactar con amigos para hacer otras actividades, incluso olvidando su colaboración en tareas de la casa. De esta forma, casi sólo se relaciona con los amigos/as virtuales con los que se relaciona en las partidas de videojuegos online, explica Puente. A esto se suma que si el videojuego le roba horas de sueño, tendrá un descanso inadecuado y eso puede influir en su rendimiento escolar. Un rendimiento que se puede ver afectado porque el menor dedique menos tiempos a sus estudios, por las ganas de retomar el juego.
Todo esto va unido a cambios de humor y enfados cuando un adulto le recrimina la dedicación al videojuego o le pide que lo deje ya. Y es que, en los casos de sobre dedicación al videojuego, se suelen observar situaciones de dependencia, con una necesidad de estar conectado continuamente, sin otro tipo de interés por cualquier otra actividad.
¿Qué hacer?
En estos casos, es de gran ayuda la mediación parental, según indica el experto de INCIBE. Serán ellos los que le puedan ayudar a conseguir un equilibrio saludable entre el uso de los dispositivos y el entorno físico.
Pero esto, ¿cómo es posible? Desde Internet For Kids se recomienda colocar en una parte visible para todos de la casa una tabla que actúe como organizador, una tabla donde se indique los tiempos de juego, el espacio donde se juega o incluso nuevos objetivos por conseguir, entre otras cosas, para ver de forma visual lo que se plantea y lo que se hace en la realidad.
También se propone que los padres creen unos ‘vales de juego’ con diferentes tiempos que habrá que fijar, 15, 30, 60 minutos…, y cuando termine el tiempo el menor devolverá el vale demostrando que ha cumplido lo establecido con la recompensa fijada entre ambas partes previamente. Cuando se acabe el tiempo, se aconseja al menor que guarde la partida, cierre el juego y devuelva el vale al mayor, para demostrar que es responsable, según aconseja Puente. Este sistema también se puede aplicar al uso de redes sociales o Internet en general
Y por último, se puede establecer un pacto entre padres e hijos para el uso del videojuegos:
- El pacto podría contener cosas como establecer un horario de uso y un tempo máximo de juego diario o semanal.
- Al terminar ese tiempo, se deberá cerrar la partida y no continuar con la excusa de terminarla.
- En el chat sólo conversarán con personas conocidas, de forma positiva, con respeto y, muy importante, sin dar datos personales.
- En el pacto se debe incluir que antes de descargar cualquier juego o elemento adicional, tienen que pedir permiso, comprobar si hay coste y la edad recomendable.
- Por último, se establecerá la posibilidad de aplicar opciones de control parental en los videojuego o videoconsolas.
Este tipo de pactos se pueden hacer, con sus variaciones correspondientes, para el uso de redes sociales o a la hora de dar al menor su primer móvil, tal y como recomienda INCIBE.