"No es cultura, es violencia": oposición y animalistas denuncian la involución que supone permitir de nuevo en Madrid prácticas como la del toro embolado

Madrid

La izquierda madrileña denuncia la deriva "reaccionaria" del gobierno de Ayuso por querer recuperar estas tradiciones. "Aumenta un 7% el presupuesto taurino y un 4% el de las universidad, y a regañadientes. Yo creo que es el mejor resumen del gobierno de la señora Ayuso", afirma Manuela Bergerot, líder de Más Madrid.

Por su parte, el PSOE madrileño achaca la decisión a la presión que ejerce la ultraderecha sobre el PP de Madrid, tal y como explica su portavoz Jesús Celada: "ahora parece que se está reculando otra vez, no sabemos si es por la presión que la ultraderecha está ejerciendo al PP en determinadas comunidades para probar sus presupuestos".

Los colectivos animalistas también se han sumado a esta crítica denunciando el retroceso en el bienestar animal -y en la forma de ocio que propone la Comunidad de Madrid. Recuerdan que hay otras comunidades autónomas, como Castilla y León, donde la justicia ha prohibido este festejo, en lugares donde sí era tradición, como en Medinaceli, anteponiendo la calidad de vida de los toros. "No digo que en otros lugares pueda incluirse como justificación la tradicionalidad que tiene este festejo, pero es que no aplica en el caso de la Comunidad de Madrid y, por lo tanto, no hay ningún motivo que justifique el sufrimiento de los animales bajo una forma que ni es cultural, ni es tradicional en la región", asegura Alberto Díez, portavoz de la coalición 'Cultura no es Tortura'.

Violencia disfrazada de espectáculo

Para la organización AnimaNaturalis, prácticas como el toro embolado es "violencia disfrazado de espectáculo". "Es un absoluto disparate que legitima una práctica que es evidente que somete a los toros a un sufrimiento físico, psicológico, brutal, innecesario y anacrónico. No es cultura, no solo es cruel, es que perpetúa una visión arcaica e insensible hacia los animales", señala Cristina Ibáñez, abogada y coordinadora de campañas.

Insisten, además, que este tipo de prácticas alejan a la región madrileña del avance ético que otras comunidades o países ya han emprendido con respecto al bienestar animal.

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