Así era el militar romano que arrasó Cartago y Numancia

Fuenlabrada

Todos los ingredientes hacen de Escipión Emiliano un personaje apasionante: nacido de un general romano exitoso, educado por los mejores, adoptado por una de las grandes familias de la República, vencedor de Cartago y Numancia y, finalmente, asesinado (¿o no?). Por ello es más que justificada esta primera biografía en castellano, Escipión Emiliano. Destructor de Cartago. Conquistador de Numancia (Desperta Ferro, 2025) del catedrático Manuel Salina.

Nos cuenta que ha elegido este personaje por dos razones, “por su importancia intrínseca, como artífice de la expansión romana en el Mediterráneo y la formación de un imperio territorial” y porque “tenemos los suficientes datos biográficos como para reconstruir su vida con sus sentimientos, pasiones, problemas… algo que no tenemos casi con ningún otro personaje de la historia de la República“.

Precisamente a través de esas fuentes podemos conocer la presión por emular la memoria de ‘Escipión Africano el mayor’, vencedor de Aníbal’ y “el coste personal, emocional, sentimental…” que debió ser tremendamente grande.

“Era un hombre de una disciplina férrea y muy autoexigente”, señala Salinas.

Precisamente sorprende que aunque este personaje fuese hijo natural de Lucio Emilio Paulo (dos veces cónsul y triunfador de la III Guerra macedónica) por cuestiones de influencia política terminó siendo adoptado por los ‘Cornelios Escipiones’ (su hermano mayor lo fue por los ‘Fabios Máximos’).

“Es difícil de explicar aunque era una práctica muy extendida dentro de la aristocracia, para ampliar sus lazos clientelares y de poder”, explica el autor.

Su época es un periodo de inestabilidad, que confluirá en una situación casi de guerra civil, en parte por “los retos y problemas de la expansión territorial”, por, entre otras cosas, “el empobrecimiento del mediano campesino que era la columna vertebral del ejército y que con menores rentas no podía ser reclutado”.

“Surge aquí el enfrentamiento con su primo, Tiberio Sempronio Graco, que plantea una reforma agraria para redistribuir tierras y él se opondrá”, recuerda.

Ideas helenísticas

Emiliano, por voluntad de su padre, recibió la mejor educación tradicional romana y la mejor educación griega y por ello “propició el establecimiento de artistas helenistas en Roma”.

Esas ideas helenísticas llegan a otros ámbitos, como el político, haciendo incluso que se le atribuyan favores divinos para lograr el triunfo en Cartago.

“Ese aura semidivina y algo de propaganda” hizo que entonces fuera nombrado cónsul por debajo de la edad mínima y sin haber desempeñado las magistraturas previas, “en contra de las leyes, que quedaron en suspenso durante un año”.

“En el caso de Numancia se volvió a repetir esa excepción al no cumplir el número de años que deberían pasar entre magistraturas”, subraya.

“Minuciosa preparación estratégica y logística. En los dos casos no se producen batallas campales, todo es por una gran obra de asedio. Numancia es tomada por hambre”, defiende el historiador.

Además, no solo vence, sino que arrasa ambos lugares, en el caso de Cartago por orden del Senado, pero por voluntad propia en el caso de Numancia. “Estaba convencido en que las grandes glorias se basaban en las grandes desgracias”, apunta.

“No tenemos datos rigurosos ni a favor de la muerte natural ni a favor del asesinato. Es imposible determinarlo”, concluye.