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Historia

La monja alférez en Madrid

La historia de la monja alférez, Catalina de Erauso también tiene su relación con Madrid. El hecho de ser mujer y ser hombre al mismo tiempo, la obligó a visitar la corte de Madrid para conseguir esos permisos y esos favores con los que poder moverse con libertad en un mundo en el que ella era vista como un ente raro.

Catalina de Erauso (ca 1590-1650) había nacido en San Sebastián Moriría tiempo después en Nueva España. Fue una mujer extraordinaria que inspiró y seguramente ayudó a muchas otras mujeres y hombres a afrontar una realidad histórica que hace cuatro siglos les era totalmente adversa.

La historia se las trae. De niña fue internada en un convento dominico, de donde huyó vestida de hombre, vivió como paje y soldado con varios nombres masculinos (Alonso Díaz, Alonso Díaz Ramírez de Guzmán), sirvió en campañas en Chile y Perú y regresó a la Península ya en el siglo XVII. Por todo ello recibió el apelativo de la Monja Alférez.

Su paso y legado en Madrid

Escribió un manuscrito autobiográfico que hoy podemos ver en la Real Academia de la Historia (Madrid). El documento fue determinante para la edición moderna que popularizó su texto en el siglo XIX. Es decir: Madrid conserva parte del testimonio escrito que ha servido para reconstruir su biografía y para las reediciones.

En la autobiografía se recogen estancias en ciudades donde la corte o la burocracia tenían presencia y se describen trámites y episodios que involucran a funcionarios de la corte. Aunque muchas descripciones proceden de la propia relación (con sus licencias novelescas) y su cronología es discutida por los especialistas, la figura transitó por los circuitos administrativos y literarios que terminan concentrándose en Madrid como centro de difusión y legitimación.

La fama moderna de la Monja Alférez (romanticismo y siglo XIX) incluyó reediciones y estudios publicados en Madrid, lo que consolidó la relación entre la figura y los mercados editoriales madrileños. Esto explica por qué buena parte de la memoria histórica de Catalina aparece hoy conservada o comentada en fondos madrileños.