Homenaje al músico Padilla

Valencia

El nombre de Padilla suele generar cierta confusión en el callejero de la ciudad. La céntrica y popular calle Padilla, situada entre la calle de San Vicente y la avenida del Oeste debe su nombre a Juan de Padilla, el hidalgo castellano líder de la revuelta de los comuneros de Castilla. En el siglo XIX, en plena construcción de la identidad nacional española, los nombres de Padilla, Bravo y Maldonado fueron rotulados en centenares de calles de todo el país para honrar a los que en ese momento se ensalzó como precursores de la libertad y mártires del absolutismo, igual que los héroes de las Germanías –Sorolla, Llorens y Peris- pero estos últimos a escala local. En Valencia, esta calle dedicada a Padilla se rotuló en 1873, convirtiéndose desde entonces en una pequeña pero conocida arteria comercial del centro histórico.

En 1925, poco más de 50 años después de la rotulación de la calle Padilla, la cantante zaragozana Mercedes Serós estrenaba en el teatro Olympia de París una canción que llevaba por título Valencia. Se trataba de un pasodoble escrito por José Padilla, con letra de José Andrés de Prada, que había sido extraído de la zarzuela La bien amada. Primero Merceditas Serós y posteriormente la cantante francesa Mistinguett en el Moulin Rouge popularizaron de tal manera esta canción que llegó a recaudar 25 millones de francos en un solo año, convirtiéndose en la campaña de promoción internacional de Valencia más exitosa de la historia.

El maestro Padilla alcanzó con Valencia la cima de su carrera y se convirtió en toda una celebridad en nuestra ciudad. Almeriense de nacimiento, realizó sus estudios musicales en Madrid y es autor de conocidísimas canciones como La Violetera o El Relicario, pero ninguna llegó a los límites de popularidad que consiguió el pasodoble que constituye un canto fervoroso a la tierra valenciana. El 19 de mayo de 1927, en el Teatro Apolo, el maestro Padilla estrenó por primera vez en nuestra ciudad el pasodoble Valencia, dirigiendo la Banda Municipal y acompañado de los coros del orfeón El Micalet. El éxito fue tal que tuvo que repetirla hasta tres veces entre el entusiasmo del público.

Para ensalzar tan celebrado maestro, el consistorio valenciano le dedicó una plaza de la ciudad en 1934, la situada justo enfrente de la Estación Central de Aragón, la que hoy conocemos como plaza de Zaragoza. Pero tras la guerra y la remodelación del nomenclátor se eliminó dicha denominación y en 1946 se rotuló con el nombre de músico Padilla la calle del ensanche de Ruzafa que une diagonalmente Pintor Salvador Abril con el Mercado de dicho barrio.