Visitamos la presa de Tous y hablamos con los vecinos de La Ribera, 40 años después de la 'pantanà' que inundó sus pueblos en 1982

València

El jueves 20 de octubre se cumplen 40 años de la "Pantanà" de Tous, una fecha marcada en el calendario que no olvidarán en la comarca de La Ribera; de hecho, la tienen marcada en la memoria y cada uno de los que sufrieron sus efectos recuerda perfectamente qué hacía en el momento en el que el agua comenzó a inundar sus calles y como trataron, a la desesperada de salvar sus vidas.

En A Vivir Comunitat Valenciana volvemos a aquellas calles anegadas para que nos cuenten cómo recuerdan aquellos días y meses en los que el barro acabó con todo lo que tenían; nos hemos preguntado también qué fallo para que se viviera una de las mayores tragedias de la Comunitat Valenciana y volvemos a la presa de Tous para tratar de encontrar respuesta a la pregunta que nos hacemos la mayoría: ¿podría volver a pasar?

Lluvias torrenciales

Llovía ya y con intensidad días antes, sobre todo aguas arriba del Pantano de Tous; pero el 20 de octubre comenzó con relativa normalidad para los vecinos de la comarca de La Ribera acostumbrados a las lluvias torrenciales en las primeras semanas del otoño.

Todo empezó a cambiar a medida que avanzaba la jornada; en Alzira el punto de inflexión se produjo coincidiendo con el incendio de la estación hidroeléctrica que dejó sin suministro a todo el pueblo.

En la fábrica de Cartonajes Suñer se encontraba trabajando Joaquín Aledón. Al quedarse sin suministro eléctrico, los directivos de la empresa decidieron adelantar la hora a la que solían hacer una parada a media tarde para merendar. Nadie en ese momento preveía lo que se iba a vivir inmediatamente después.

Aledón pensó en su casa, en su mujer, y decidió aprovechar esa parada para desplazarse hasta a su vivienda y activar la batería con luz que tenía para que Carmen no estuviese junto a su hija pequeña sin luz. Justo cuando llegaba, los coches de la policía recorrían todo el pueblo avisando a los vecinos de que debían abandonar inmediatamente sus casas y desplazarse junto a sus familias en las zonas más altas de Alzira.

Así que Joaquín Aledón abrió rápido su furgoneta, cogió lo que consideró en aquel momento más imprescindible y junto a su mujer, su hija, la familia de sus hermanos y sus padres se refugiaron en la casa de campo que tenían en lo alto de la montaña. En aquel momento no pensó que lo que vería después sería toda su casa inundada y también su fábrica. Alternó durante semanas el trabajo de limpieza en la fábrica y en su casa. Sin embargo, 40 años después sigue lamentando que lo que más le duele no es la pérdida material sino la sentimental: las fotos de su niñez, de sus padres, sus abuelos y las obras de teatro que escribió su padre y quedaron sumergidas en el agua y el barro.

El papel fundamental de la radio

Durante horas, y sin suministro eléctrico, los vecinos que se quedaron atrapados en sus casas o los que consiguieron ponerse a salvo en la montaña u otras zonas permanecieron enganchados a la radio, a las informaciones que les llegaban a través de las ondas.

Alfons Rovira dirigía en aquel momento Radio Alzira Cadena SER. Recuerda como cuando pasaron las primeras horas, los vecinos de Alzira acudieron en masa a la emisora para lanzar mensajes a sus familiares informando sobre su estado. Sin embargo, durante las primeras horas las informaciones fueron confusas e incluso con la presa ya desbordada, las autoridades negaban que Tous hubiese sufrido ese colapso.

Rovira nos recuerda que fue un agente de la Guardia Civil de Carlet quien presenció como desbordaba el agua y a quien él escuchó al pinchar la señal interna de los agentes. Sin embargo, desde la presidencia del Gobierno se negaba la mayor.

Una imagen y olor que no se borran

Pilar Rovira estaba esa mañana ensayando una obra de teatro juntos con sus compañeros en el instituto. A mediodía los agentes de la policía acudieron a desalojarlos del centro, y durante algunas horas de incertidumbre abandonó su casa junto a su familia en un coche en el que pasarían toda la noche encerrados.

Lo que vio al amanecer no lo olvidará jamás. Una imagen de una ciudad completamente empantanada, una imagen que la trasladaba a la Edad Media, una imagen absolutamente desoladora acompañada de un hedor que perdura en el tiempo y en la memoria.

Rescates y solidaridad

Aquella noche algunas familias quedaron atrapadas en sus propias casas, en los tejados, encima de los armarios, en los pisos más altos de los edificios. Algunos rescates, nos cuentan, se produjeron in extremis

Y la huida, ¿a dónde? cada familia intentó buscar cobijo mientras el nivel de las aguas continuaba subiendo y, continuaba, por tanto, destruyendo todo lo que tenían.

Miguel Gómez trabajaba en un taller junto a sus padres y su mujer y escuchaba la radio 24 horas. Por eso, las informaciones sobre las lluvias torrenciales, las previsiones metereológicas y los mensajes confusos sobre el estado de la presa de Tous lo pusieron en alerta. Tomó la decisión de salir junto a su familia del pueblo antes de que llegasen los mensajes oficiales a través de las ondas y la policía advirtiese en las calles que había que subir a la montaña y zonas más altas de la ciudad.

En el club de tenis se pusieron a salvo y convivieron durante tres días junto con otras familias. Desde allí vieron cómo la ciudad había quedado totalmente anegada por el agua. Junto con un amigo que tenía un coche "todoterreno" participaron en las tareas de recuperación.

Ejército, Cruz Roja y todos los equipos de salvamento trabajaron coordinados para hacer que las poblaciones recuperaran lo antes posible su normalidad, aunque pasarían meses para volver a recuperar las calles y conseguir olvidar el olor que lo impregnaba todo. La solidaridad entre pueblos y y comarcas vecinas también ayudo a estas personas que lo habían perdido todo. Historias personales muy duras que se mantienen en la memoria colectiva de toda una comarca, aunque algunos recuerdos cuesten verbarlizarlos con la familia.

¿Podría volver a pasar?

40 años después, los vecinos de La Ribera que vivieron la Pantanà del 82 no pueden evitar recordar aquellas imágenes cada vez que llueve. Lamentablemente, no tan graves, pero han vivido episodios distintos de inundaciones a lo largo de los años. Algunos y algunas, de hecho, lamentan que no se han tomado suficientes cartas en el asunto.

La presa reventó, colapsó, se desmoronó, se rompió... al margen del debate semántico la realidad es que en la presa se vivieron momentos de gran tensión; el agua embalsada llegó al máximo y no se pudieron abrir los aliviaderos por la falta de corriente eléctrica. Qué hubiera pasado si se hubieran abierto tampoco está claro. Hemos vuelto a Tous, a la presa, a preguntar qué falló y lo que preocupa a día de hoy: ¿podría volver a pasar?

El presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar, Miguel Polo, nos hace de guía y también nos acompaña José María Benlliure, director de explotación de la presa de Tous.