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El Museo de Cerámica y don Manuel

En La València Olvidada Francisco Pérez Puche nos desvela lo que pasó para que los bomberos se encaramasen a la fachada del palacio del Marqués de Dos Aguas y no fue un incendio

En La València Olvidada Francisco Pérez Puche nos desvela lo que pasó para que los bomberos se encaramasen a la fachada del palacio del Marqués de Dos Aguas y no fue un incendio

València

En la València Olvidada nos ubicamos en la terraza del Hotel Inglés y viajabamos en el tiempo hasta el año 1943, concretamente al 14 de abril. Pero lo que está pasando no tiene que ver nada con la República. Lo que estamos viendo y retransmitiendo, mientras se va agolpando la gente alarmada, es que los bomberos han extendido su mayor escalera ante el palacio del marqués de Dos Aguas y uno de ellos... dos, hasta tres, están subiendo y subiendo, más arriba de la puerta y sus adornos, más arriba de la hornacina de la Virgen...

Suben y suben pero no hay fuego, ni humo. Lo que está pasando, y no es menos grave, es que el Ayuntamiento se ha enfadado y después del ruego dirigido a los propietarios del palacio, que se han negado en redondo, ha decidido retirar la gran pancarta que hay colocada sobre la fachada.

Como si fuera un almacén

Es la pancarta, de diez metros de largo por lo menos, que anuncia la próxima apertura de "La Academia San Buenaventura", una escuela particular, para la enseñanza del bachillerato, que quiere funcionar, con internado y todo, dentro del histórico palacio. Eso, a pesar que el palacio de Dos Aguas es monumento nacional. Está protegido y debe ser respetado.

Por eso esta mañana se han reunido en el Ayuntamiento las principales autoridades académicas, los directivos de los museos de la ciudad y varios notables profesores universitarios, y han acordado que es indignante que en el palacio del marqués de Dos Aguas vaya a funcionar una escuela privada y que se ponga un gran letrero en la fachada como si fuera un almacén. El primer teniente de alcalde, después, le ha rogado al propietario que retire el letrero y como se ha negado, al hacerse las dos de la tarde sin que la orden fuera acatada, el señor Colomina ha llamado a los bomberos y aquí los tenemos, mientras la gente se aglomera y empieza a aplaudir. Sí, eso es... La pancarta, ahora mismo, está siendo retirada y la están bajando hasta el suelo.

Un asunto muy serio

Fue un asunto muy serio: una conmoción en la ciudad. Pero los antecedentes del Museo Nacional de Cerámica González Martí fueron los que acabamos de relatar. O incluso anteriores. Porque en 1937, en plena guerra civil, el comité municipal ya pidió al Ministerio de Hacienda, ubicado en València como todo el gobierno, que se expropiara el palacio y pasara a manos del Ayuntamiento. No se hizo, pero esa era la intención, que se retomó después de la guerra: proteger el edificio y rescatarlo de manos de la propiedad privada para salvarlo. Primero de la ruina, que se veía venir, y después de usos inconvenientes que no fueran con la dignidad de la preciosa fachada rococó. Y de ahí vinieron las tensiones del año 1943, que acabamos de ver.

Manuel González Martí, Folchi

Desde los incidentes descritos a la inauguración del Museo pasaron bastantes años. Pero todo salió bien gracias a un valenciano excepcional, Manuel González Martí, conocido en el mundo de las Bellas Artes como Folchi, que era su alias cuando dibujaba y pintaba. González Martí, licenciado en Derecho y Bellas Artes, fue en su tiempo el mejor experto español en cerámica antigua. Pero eso no quita que fuera también un estupendo dibujante que colaboró en varias revistas e incluso fundó una, que se llamaba Impresiones. También era un gran coleccionista, de cerámica y de objetos de arte, que compraba todo lo que le venía a mano. Y el caso es que, en 1907, cuando no había mucho interés por "los platos viejos", ni siquiera por la arqueología, dirigió las excavaciones de los Testares de Paterna.

Este excavaciones era donde se tiraban las piezas de cerámica, cocidas en docenas de hornos de Paterna, que no salían perfectas. Un "basurero", con comillas, donde había miles, cientos de miles de platos, socarrats y preciosas piezas de cerámica valenciana que nuestro especialista ordenó, recompuso y guardó para su estudio. Don Manuel, que estudió cerámica antigua y medieval en Roma, junto con el padre de los Benlliure, fue en 1914, director de la Escuela de Cerámica de Manises, y después director del Museo de Bellas Artes de Valencia muchos años y director de Lo Rat Penat en dos períodos, antes y después de la guerra, así es que fue también el hombre providencial para este Museo Nacional. En 1946, al morir su esposa, doña Amelia Cuñat, que tenía generosos recursos y era también una gran coleccionista, don Manuel decidió donar al Estado su gran colección cerámica. Y en 1947 recibió el encargo de fundar un Museo, de carácter Nacional, donde se reunieran las mejores piezas de Paterna, Manises, Alcora y todos los demás puntos valencianos donde la cerámica, la porcelana, la alfarería, "els taulellets", ha creado una escuela a lo largo de los siglos.

Inauguración del museo

Fue en el año 1954. Con los fondos de González Martí y con miles de piezas procedentes de la colección del Ayuntamiento de Valencia, que desde entonces están guardadas aquí, a título de depósito, nació el museo que además se dedicó muy pronto a las Artes Suntuarias. Porque en su interior se reconstruyó al ambiente de decoración y muebles de la casa de Dos Aguas, se conservó la gran carroza de los nobles y empezaron a reunirse donaciones y compras que incluían trajes, abanicos, ex-libris, pinturas, armas antiguas, dibujos y muebles personales de familias aristocráticas valencianas o de numerosos artistas.

Sin embargo, las aventuras y desventuras de este Museo llenarían horas de radio. En 1954 abrió sus puertas y en 1955 don Manuel, que no se cortaba a la hora de pedir, se fue a la Costa Azul a un congreso y consiguió un regalo de cerámicas de Pablo Picasso, que en la España de Franco estaba bastante mal visto. Pero uno de los platos que se exhiben está dedicado al Museo y a don Manuel. Y luego empezó un proceso de ampliación complicado, delicado, incluso turbulento. Porque se levantó un edificio lateral, moderno, que hacía sombra a la iglesia de San Andrés y ocupaba la actual placita de la fuente, en Poeta Querol. Y las obras fueron paralizadas, durante años, hasta que al final se decretó su derribo.

González Martí murió en 1972: este año se han cumplido 50 años. Desde luego, no vio terminada la ampliación primera, que copió la decoración de la fachada principal del palacio. Y es que este Museo, aunque exhibe unas 5.000 piezas de todo tipo, tiene más material en los almacenes que lo que está expuesto. Solo del Ayuntamiento hay unas 3.000 piezas. Por eso siempre está pendiente de un buen proyecto de ampliación. Y siempre está a la espera de los recursos del Estado, que son lentos y cicateros con València. Entre 1990 y 1998, mucho lo recordaréis, estuvo cerrado para una gran reforma y adaptación, que se extendió casi una década. Pero luego, cuando se compró un edificio contiguo en la Rinconada de García Sanchiz, se abrió una esperanza de otra ampliación, que se proyectó en el 2003 y todavía no ha arrancado.

Veinte años en los que los presupuestos generales del Estado no han dedicado una partida importante para que las obras puedan comenzar. Hace unas semanas, los presupuestos aprobados para el año 2023 han incluido... 50.000 EUROS. Una cifra con la que no se puede poner ni el cartel anunciador de las obras.

TEXTO: FRANCISCO PÉREZ PUCHE