La muerte del trasvase Tajo-Segura
Somos incapaces de parar un calentamiento global que está reduciendo las reservas en los pantanos de cabecera a pasos agigantados
La Columna de Carlos Arcaya: «La muerte del trasvase Tajo-Segura»
Alicante
Como en el cuento del pastorcillo mentiroso, llevamos décadas hablando de la muerte del trasvase Tajo-Segura. Desde que el PP aprobó el famoso Memorándum y, ahora, con el nuevo plan de cuenca del Tajo. Y lo que ocurre es que, algún día, más pronto que tarde, el fallecimiento será realidad.
En la actualidad y a medio plazo el Trasvase del Tajo es irrenunciable, pero deberíamos ser pragmáticos e ir pensando en que somos incapaces de parar un calentamiento global que está reduciendo las reservas en los pantanos de cabecera a pasos agigantados. De hecho, el propio Tribunal Supremo. en su última sentencia, la tercera, en la que avala las normas de explotación de los desembalses al Segura, afirma que desde el año 80 las reservas naturales se han reducido en un 50 %.
Empecinarnos en seguir con la guerra partidista del PP tiene poco o ningún sentido. Y, además, los jueces del Supremo, con sus contundentes sentencias, lo tienen claro, para ellos, lo primero no es el trasvase. Por ello, hay que exigir a las administraciones que se arremanguen y que fijen plazos concretos para llevar a cabo las obras para poner en marcha las desaladoras a su máxima capacidad; para que se depure toda el agua residual y para que las canalizaciones lleguen a las explotaciones agrarias. Y, por supuesto, también hay que subvencionar el agua desalada.