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Historia

El 'fosar dels Juheus' a partir de la arqueología

En 'La València Olvidada', Pepa Pascual nos habla del cementerio judío medieval que fue descubieerto en 1993 por el Servicio Municipal de Arqueología

En La València Olvidada Pepa Pascual nos habla del cementerio judío medieval que se descubrió en 1993 por el Servicio Municipal de Arqueología

En La València Olvidada Pepa Pascual nos habla del cementerio judío medieval que se descubrió en 1993 por el Servicio Municipal de Arqueología

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València

Vamos a rescatar la historia del cementerio judío medieval de València, que se localizaba exactamente en lo que actualmente ocupan las calles de Monjas de Santa Catalina, Bisbe, calle del doctor Romagosa, y llegaba hasta la calle D. Juan de Austria y calle Colón, en pleno centro de la ciudad, pero que en época medieval era un espacio sin urbanizar que quedó dentro del recinto de la muralla bajomedieval construida a partir de 1356, cerca del llamado 'portal dels Jueus', cuyos restos se conservan hoy visibles en la entrada del metro de la calle Colón.

La ubicación de este cementerio era desconocida hasta que en 1993 el Servicio Municipal de Arqueología (SIAM) comenzó las excavaciones en varios solares de las calles mencionadas y se descubrieron más de 100 enterramientos. Pero esto es solo una porción de la necrópolis que sería más grande y estaría seguramente vallada con un muro.

Podemos imaginar en el siglo XIV los cortejos fúnebres que saldrían del barrio de la Judería situado en lo que es hoy la calle del Mar, San Cristóbal, plaza de los Patos... para dirigirse hacia el cementerio, donde se llevarían a cabo los rituales pertinentes antes del soterramiento del cuerpo que se hacía en tumbas individuales, separadas unas de otras de manera que ninguna cortaba o se ponía encima de otra fosa anterior. Las tumbas estarían señalizadas en superficie mediante túmulos y estelas con el nombre del difunto y alguna oración. De estas lápidas no se han encontrado restos, posiblemente porque al ser de piedra se utilizarían para nuevas construcciones en la ciudad una vez que quedó fuera de uso el cementerio. De hecho, hay alguna referencia a que las lápidas hebraicas fueron utilizadas para hacer un azud en el río.

Enterrados sobre la tierra

El cuerpo del difunto descansaría directamente sobre la tierra del fondo de la fosa, donde se le hacía una pequeña elevación para apoyar la cabeza; luego se tapaba el cuerpo con una cubierta hecha con listones de madera. Había otras fosas de forma trapezoidal (más ancha en la cabecera que en los pies), donde se depositaban los cuerpos en ataúdes de madera que se pudieron constatar por los restos de madera conservados así como por la disposición de los clavos metálicos encontrados. Las muestras analizadas dieron como resultado que estaban construidos con madera de pino (pinus nigra) propio de las comarcas montañosas del interior del territorio valenciano o de Teruel.

Como curiosidad, dentro del cementerio se localizaron cuatro tumbas que presentaban unas características un poco diferentes, ya que estaban construidas con paredes de ladrillo y cubierta con losas de piedra caliza y alrededor de las mismas había agrupaciones de tumbas más sencillas, dispuestas en bandas, lo que podría explicarse porque hubiera una relación de parentesco entre los individuos allí enterrados o bien que se tratase de algún personaje religioso, lo que atraía que la gente se quiera enterrar a su alrededor.

Un cementerio en uso durante un siglo

También sabemos que las tumbas en general están orientadas en sentido norte/sur, con la cabeza situada al norte y en posición de decúbito supino (es decir boca arriba) y con las extremidades estiradas. De acuerdo a la posición de las extremidades y los pies, parece que eran enterrados con mortaja, posiblemente hecha con vendajes y no presentaban ningún tipo de ajuar o elemento distintivo por razones religiosas.

El inicio de este cementerio hay que situarlo en el siglo XIV y estuvo en uso durante un siglo aproximadamente, y su final sería después del ataque que se produjo a la judería en el año 1391 y que supuso posteriormente la conversión obligada de los judíos al cristianismo.

La gran mortandad

Un hallazgo particularmente interesante correspondiente a la primera fase del cementerio es la localización de una fosa común de grandes dimensiones que contenía unos 40 esqueletos y que se ha relacionado con el trágico episodio de peste negra o peste bubónica que se dio en el año 1348 y siguientes conocido como “la gran mortandad” y que supuso el fallecimiento de alrededor de 25 millones de personas solo en el continente europeo.

La posición de los cuerpos parece indicar que fueron arrojados a la fosa, unos encima de otros, en diversas posiciones, sin guardar ningún rito, seguramente después de ser recogidos en carros dentro de la judería y trasladados a este lugar para ser soterrados rápidamente.

También es de destacar que muchos de los esqueletos de esta fosa presentaban lesiones traumáticas de carácter intencionado en el cráneo, y algunos en las piernas. Son grandes cortes en dirección oblicua que fueron mortales y que apuntan a que fueron hechas con gran agresividad y ensañamiento realizadas, a juzgar por las marcas que han dejado en los huesos, con espadas.

Los cortes fueron realizados siguiendo una trayectoria de arriba hacia abajo, lo cual lleva a sospechar que los agresores ejecutaron las lesiones desde lo alto de caballerías o bien que las víctimas estaban agachadas o de rodillas.

Las heridas localizadas en las piernas de algunos esqueletos parecen indicar que algunas víctimas iban corriendo y fueron alcanzadas primero en las piernas, lo que les hizo caer al suelo, para después ser rematadas con un golpe en la cabeza. Del total de los cuerpos recuperados en esta fosa, un 70% moriría a causa de la peste y un 30% por las heridas de los ataques antes mencionados.

Culparon a los judíos

Las causas de las muertes violentas que se dieron en muchas ciudades se asocian a que se acusaron a los judíos como los causantes de la epidemia de peste por medio de la intoxicación y el envenenamiento de pozos. En consecuencia, en muchos lugares de Europa se iniciaron persecuciones y llegaron incluso a una extinción local de comunidades judías.

En el caso de València también se ha apuntado como hipótesis que estas muertes violentas se podrían relacionar con el episodio de la guerra de la Unión, que por estas mismas fechas enfrentó al Consell de la ciudad con el rey Pedro IV el Ceremonioso, ya que las aljamas judías dependían directamente del monarca, por lo que serían potenciales objetivos de la hostilidad de los unionistas, tal como pasó en la judería de Sagunto que fue asaltada coincidiendo con estas luchas.

 
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