Alicante

Los vecinos del casco antiguo confían en que la nueva ordenanza del ruido que se va a aprobar no quede en papel mojado, y atienda por fin a sus más de 500 denuncias interpuestas y a los más de 30 años que llevaba la antigua y ellos luchando para actualizarla.

El equipo de Gobierno llevará al próximo pleno de marzo, previsto para el día 30, la llamada Ordenanza de Protección Contra la Contaminación Acústica y Vibraciones, que actualiza la de 1991 que estaba en vigor.

Los vecinos creen que este pase por pleno es ya "un avance real" después de cuatro años con la que se aprobó en marzo de 2019 "dormida en los cajones", dicen, porque nunca tuvo una efectividad real, dicen. Y confían que no suceda lo mismo con esta y que por fin se atienda su principal demanda, que es derecho a poder descansar.

Esta pasada madrugada, sin ir más lejos, "ha sido demencial", explica Joaquín Gangoso, presidente de la asociación vecinal Laderas del Benacantil, que insiste en que "atenta contra el sentido común que un casco urbano esté abierto hasta las cuatro de la mañana".

Propone, en este sentido, replantear el modelo de ciudad, trasladando el ocio a la periferia, igual que han hecho localidades vecinas como Elx, señala.

Por su parte, la concejal de Unides Podem, Vanessa Romero, lamenta los cuatro años perdidos y confía en que no se trate "otra vez de una estrategia electoralista".

Lo que recoge la nueva ordenanza

La nueva ordenanza faculta al Ayuntamiento a una reducción temporal del horario general de cierre de los espectáculos públicos y actividades recreativas por molestias a los vecinos. Incluye, entre otros aspectos, nuevas definiciones de zonas, planes y mapas acústicos o aislamientos, medidas de control y sistemas de alarma, información y transparencia con carácter actualizado y permanente. Para ello se pondrá al servicio de los ciudadanos una plataforma web de acceso público. También la exigencia de un estudio o auditoría acústica para las actividades sometidas a evaluación ambiental estratégica, así como las relacionadas con espectáculos públicos, actividades recreativas y en establecimientos públicos con el objetivo “de minimizar e incluso eliminar los efectos negativos".

La norma incorpora otros aspectos destacados para la regulación de la contaminación acústica, al introducir medidas provisionales y cautelares.

Se trata, en definitiva, según refleja, "de conciliar adecuadamente el derecho a la libre actividad de esparcimiento con la necesaria protección vecinal frente a la contaminación acústica".