Alicante

Este 14 de marzo de 2023 se cumplen tres años del momento en el que se activó el estado de alarma y fuimos confinados. Ha pasado el tiempo y el impacto de la COVID-19 ha discurrido por distintas etapas desde que nos sacudió en su inicio. Por el camino, crisis sanitaria, social y el mayor coste: casi 4.000 fallecidos en la provincia de Alicante. Para muchos aún perduran las secuelas físicas y emocionales.

La doctora Esperanza Merino, responsable de la Unidad de Enfermedades Infecciosas (UEI) y del equipo COVID del Hospital General Doctor Balmis y el doctor Juan Carlos Rodríguez, jefe del servicio de Microbiología del centro hospitalario, han recordado en Hoy por Hoy Alicante los momentos más duros hasta llegar a la actualidad.

"Ahora estamos en una situación de endemia", cuando una infección pasa a formar parte de las habituales y a normalizarse, señala la doctora Merino. La COVID, añade, se ha quedado como una situación de baja incidencia, pero constante, una infección que sigue preocupando en determinados colectivos, "principalmente mayores e inmunodeprimidos".

Con la perspectiva del tiempo, recuerdan la irrupción de la enfermedad y el desconcierto. También con la variante Ómicron, a finales de 2020, remarcan que se duplicaron los ingresos y la demanda sanitaria fue "brutal y un período crítico. Ha sido un reto científico, asistencial, de estructura y organización".

Ambos resaltan la importancia que ha tenido la vacunación como herramienta potentísima, así como el protagonismo de la Ciencia. "Tendremos que seguir vacunándonos, es beneficioso y las vacunas, que van cambiando, podrán tener más duración", augura la doctora. No entiende, por su parte, el doctor Rodríguez la reacción de los antivacunas, e igualmente defiende su beneficio y utilidad.

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Actualmente, en la provincia, hay 42 personas ingresadas, 2 en UCI. Debemos prepararnos para lo que pueda venir y que no sabemos, consideran. "Si lo hacemos, la llegada de distintos patógenos nos pillará menos desprevenidos: la sanidad tiene que estar preparada".

101 días en UCI

Si hay alguien que nunca olvidará el año 2020 es Marcos González. Luchó durante 101 días en la UCI del Hospital General de Alicante contra la COVID-19. Empezó a encontrarse mal el mismo día que se decretó el confinamiento. El día 20 de marzo de 2020 ingresó en el hospital y tres días más tarde fue trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) sin consciencia en coma inducido. "Los médicos prepararon a mi familia para lo peor".

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Tres años después, este alicantino convertido en todo un símbolo de resistencia, sufre secuelas de lo que se ha llamado COVID persistente. Y aunque se encuentra "bastante recuperado" hace un llamamiento para quienes padecen con más virulencia alguno de los más de 200 los síntomas documentados. En Hoy por Hoy Alicante este hombre, ya jubilado, ha pedido que se reconozca como enfermedad laboral porque en ocasiones esos síntomas son verdaderamente incapacitantes. "Pasar página y quedarse con las cosas positivas de la vida es lo que hay que hacer como sociedad", dice Marcos, "pero eso no significa que se deje nadie" por el camino.

Marcos ha tenido también palabras de recuerdo para todos aquellos se fueron a causa del virus de una manera "tan cruel" y también para sus familiares que lo pasaron "igualmente mal".