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La seda, els velluters y la calle de Fos en València

En La València Olvidada, Rafa Solaz nos cuenta quién fue Joaquín Manuel Fos

La Valencia Olvidada 13-04-2023

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08:47

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València

Estamos en la calle de Fos, un callejón estrecho, apenas conocido, que tiene entrada por la calle de Dalt. ¿Pero quién fue Joaquín Manuel Fos? La mayoría del personal ni lo sabe. Por eso he elegido este lugar para recordar una de las figuras más importantes del siglo XVIII en València, ya que, además de industrial sedero, fue uno de los que impulsaron en la ciudad el servicio de vigilantes nocturnos, los llamados serenos. Esto ocurrió cuando Fos era uno de los alcaldes de barrio.

El oficio de sedero

Desde tiempos antiguos los velluters comenzaron a destacar en su oficio y en su número, tanto, que en septiembre de 1492 adquieren una casona y su huerto en la calle del Hospital, edificio destinado a ser la sede social del gremio. Ya por entonces su actividad se concentraba casi por entero en el barrio de Velluters.

En el siglo XVIII el oficio sedero alcanzó su máxima prosperidad. La creación de telares había estado muy favorecida por la desgravación fiscal de 1718 y la supresión de ciertos impuestos de consumos, alcanzando en pocos años el número de unos 2.000 obradores de producción sedera. Ello produjo que la materia primera, como la seda bruta o hilada, se exportase cada vez menos y se dedicase más al consumo interior, dando a su vez mayor trabajo a nuestros telares. Otro motivo de la pujanza sedera en la ciudad fue el establecimiento de la Compañía de Comercio de los Cinco Gremios de Madrid que instaló, en 1752, una fábrica de tejidos en el barrio de El Carme, junto a la actual calle del Pare d’Òrfens.

Más de 6.000 trabajadores de la seda

Para destacar la importancia de la industria sedera en la ciudad, tengo que decir que en 1760 el número de telares en la ciudad pasaba de 3.800 en los que trabajaban alrededor de 6.000 operarios. La huerta que rodeaba la ciudad se llenó de plantaciones de moreras dedicadas a la alimentación de los gusanos de seda y a la consiguiente producción de sus capullos en los porches de las casas.

Un método para hilar, devanar, doblar y torcer las sedas, se acababa de implantar en Valencia a partir de 1784: el llamado sistema Vaucanson, desarrollado en la fábrica de sedas de Vinalesa, bajo la dirección de Josef Lapayese, socio de mérito de la Sociedad Económica de Amigos del País de Valencia. Este procedimiento incrementó y mejoró el sistema de fabricación aplicando una nueva tecnología que permitió incrementar la producción. En esta etapa de prosperidad, los principales tejidos que se producían en Valencia eran felpas, terciopelos rasos y tafetanes.

En esta actividad sedera se empleaban alrededor del 15% de la población, ya que muchas familias se dedicaban también a la cría del gusano de seda y su elaboración. Recordemos todo un barrio, el ya citado de Velluters, con sus porches y pequeñas fábricas, dedicado a tales menesteres.

Joaquín Manuel Fos

Y es aquí cuando aparece Joaquín Manuel Fos, maestro en la especialidad, viajero incansable y nato emprendedor, comienza a interesarse por el incremento de la manufactura sedera y el nuevo método que hacía furor en Europa: el moaré. Simuló su prueba muerte y marchó de incógnito a diversas fabricas inglesas para copiar el procedimiento del moaré, que recordemos es la formación de aguas en las propias telas de seda, formas que se pusieron de moda y fueron muy demandadas.

Por sus estudios, una vez en Valencia, sacó a la luz la obra Instrucción metódica sobre los muerés, obra dedicada al rey Carlos IV. En el prólogo se pondera la figura de Fos y una breve biografía que le dignifica y sirve como homenaje a tan ilustre personaje. Sus capítulos recogen, de forma clara y concisa, desde la instrucción para hacer la Calandria, la explicación de la maquinaria y todas sus piezas o el método y reglas para dar las aguas a las sedas, hasta el modo de deshacer la cola o el de cocer la simiente del lino.

Amigos, estoy seguro que esta resumida historia habrá interesado a los indumentaristas y, en general, a todas las personas preocupadas por la indumentaria fallera y festiva, además de ser interesantes apuntes para conocer la historia de la ciudad y sus personajes.

TEXTO: RAFA SOLAZ

 
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