El sector valenciano del arroz afronta una buena campaña a priori con la sensación de estar condenado a muerte

Valencia

Las sectoriales del arroz de la Unió Llauradora y de AVA están decepcionadas. Si las condiciones fueran normales hablaríamos de unas previsiones muy buenas. El año pasado el precio subió y además nuestros principales competidores españoles (Andalucía y Extremadura) no produjeron apenas por falta de agua. Esa situación se mantiene y si el tiempo respeta al arroz y como aquí no tenemos problema de agua esperamos una buena cosecha a buen precio.

Pero, y aquí comienzan los problemas, ese buen precio no compensa el aumento espectacular de los costes. El arroz asiático es el gran competidor porque entra en Europa sin ningún tipo de control y ninguna de las trabas que se pone al arroz que aquí se produce. Y el problema se ve agravado por las cada vez más numerosas y exigentes obligaciones burocráticas y una agenda verde que provoca un paradójico efecto.

Por ejemplo, de aprobarse el Plan de Ordenación de Recursos Naturales de l'Albufera tal y como está (las asociaciones agrarias han presentado una montaña de alegaciones) no podría cultivarse arroz en l'Albufera. Y es solo un ejemplo. Desde la Unió Llauradora Enric Bellido lamenta que las administraciones lo pinten todo de verde provocando un efecto de rechazo y se olviden de los verdaderos problemas del campo: el envejecimiento de los agricultores y la losa del minifundismo.

Y desde AVA José Pasqual Fortea da un paso más: fruto de esas políticas ecologistas ajenas a la realidad está el problema de la quema de la paja del arroz. Se prohibe desde hace años y las administraciones se llenan la boca de proyectos de aprovechamiento de la paja (biogás, construcción) imposibles de llevar a cabo si no se resuelve el problema de base: máquinas que puedan recoger la paja del campo. A día de hoy, sin ellas, la cantidad de paja que se recoge es simbólica y tras la próxima siega seguiremos igual porque en eso no se avanza.