Los vecinos de la Sierra de Altea denuncian el aumento de la inseguridad: "Los ladrones entran incluso cuando hay niños en casa"

La urbanización Urlisa está compuesta por una veintena de calles y se sitúa en sierra Bernia, justo al lado de la lujosa urbanización Altea Hills y dentro del término municipal de Altea. Sus vecinos aseguran estar acostumbrados a los robos con cierta frecuencia, especialmente en las segundas residencias que en periodos no vacacionales quedan vacías, pero ahora denuncian que en los últimos meses los ladrones también han puesto el foco en las viviendas habitadas de forma permanente y que están sufriendo una media de "entre tres y cuatro robos a la semana".

Una situación a la que se suma el carácter violento de algunas de estas acciones y que está agotando la paciencia de los residentes, tan asustados como indignados. La presidenta de la Asociación de Vecinos Urlisa, Silvia Martín, ha explicado este martes en La Ventana de la Marina Baixa que en el último medio año han empezado a entrar en los domicilios con sus habitantes dentro, principalmente por la noche: "Los vecinos han llamado al 112 y la Guardia Civil ha tardado una hora en acudir porque no tienen efectivos disponibles", lamenta.

Agresiones físicas y amenazas de secuestros

El relato de uno de los últimos robos sucedidos en el área es estremecedor. "Tenemos una vecina que se encontraba sola en casa con sus mellizos y una hija algo más mayor y entraron en su vivienda y, no contentos con el botín, le rajaron las dos rodillas y la apuñalaron en la cadera. Además, le dieron una puntada en el cuello, un golpe en la cabeza y le dijeron que se llevarían a uno de sus hijos si no les daba más dinero".

"Estos casos nos están preocupando mucho", ha relatado antes de apuntar el gas somnífero como otro de los instrumentos de los criminales para entrar en las viviendas cuando hay gente: "Ni siquiera se enteran". Los vecinos no han podido elaborar un perfil concreto de los ladrones, pero por los métodos que emplean apuntan claramente a que no son inexpertos.

Silvia Martín también ha denunciado que los responsables políticos, a los que han pedido ayuda "por activa y por pasiva", no han querido buscar soluciones con ellos: "Llevamos un año pidiendo reuniones con el gobierno local y no hemos obtenido ninguna respuesta. No están haciendo nada y estamos en una situación de abandono, dejadez e indiferencia. Eso es algo que los ladrones saben y nos tememos que si no se actúa puede ocurrir una desgracia".

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Una realidad a la que suma el hecho, según asegura, de que los cuerpos y fuerzas de seguridad tampoco son capaces de brindar soluciones al problema: "A las personas que han sufrido estos robos y han interpuesto las denuncias, ha sido la propia Guardia Civil la que les ha aconsejado que acudan a los medios de comunicación porque ellos no pueden hacer más".

Vigilancia vecinal

Ante esta escalada de la inseguridad, han sido ellos mismos quienes han decidido tomar cartas en el asunto: "Tenemos un grupo de Whatsapp donde intercambiamos cada vez que vemos alguna cosa sospechosa, pero ha habido veces que hemos llamado a la policía contando esas actuaciones sospechosas y no vienen. Es como la pescadilla que se muerde la cola: nosotros actuamos por nuestra parte, pero no somos policías y no podemos hacer más", insiste Martín.

Tampoco ayuda, cuenta, su situación de proximidad con la conocida urbanización de lujo Altea Hills, donde muchos multimillonarios tienen casas y mansiones, llegando incluso a rumorearse la presencia de Vladímir Putin en la zona, y que cuenta con vigilancia las 24 horas del día: "Altea Hills es una comunidad de propietarios con un carácter administrativo y tienen seguridad privada y estas cosas no pasan. Nosotros no somos una comunidad de propietarios, sino vecinos que viven en un área y que nos hemos juntado para estar informados y tener una voz un poco más fuerte".

"Sufrimos una situación de abandono"

Martín, que ve poco probable la opción de poder conseguir vigilancia privada, también echa en falta una red de video vigilancia como la que han instalado en otras partes de la Marina Baixa algunos ayuntamientos para el control de zonas de urbanizaciones y diseminados alejados del centro urbano de las distintas localidades.

Ampliar

La portavoz vecinal critica que tanto la urbanización Urlisa como sus alrededores están sumidos en una situación de "dejadez e indiferencia" que se traduce en contenedores rotos, calles sin asfaltar, puntos de luz en los que no hay farolas, farolas que existen y no están enganchadas a la red eléctrica… "No son problemas de seguridad, pero si no hay alumbrado, obviamente se genera un caldo de cultivo para los ladrones". Así las cosas, Martín asegura que algunos vecinos están optando por dejar la urbanización y mudarse a otro sitio.