Lo cas de Payporta cruel (1447)
En 'La València Olvidada' César Guardeño nos habla de terrible asesinato que fue origen del posterior gran incendio del Mercat
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València
Lo prometido es deuda, y por eso venimos de nuevo a la plaza del Mercat para relatar la historia que desencadenó el gran incendio del Mercat, tal y como conté el pasado 23 de marzo. Recordemos que fue un 16 de marzo de 1447, al caer la noche, cuando se produjo esta terrible tragedia que acabó con la vida de diez personas y destruyó cuarenta y seis casas.
Pero para hablar de esta historia tenemos que remontarnos a las once de la noche del domingo 26 de febrero de 1447, apenas dos semanas antes de que quemaran la fusteria del Mercat, y tenemos que recurrir a dos fuentes: la crónica de Melchor Miralles, el Capellà del Alfons el Magnànim, y a un notario, Jaume Vinader.
La verdad es que tanto Miralles como Vinader cuentan la misma historia, pero con algunas variaciones en algunos datos, nombres (como Genís o Ginís) y en ciertos detalles. Ambos coinciden en que se trató de un horrible crimen, sentenciado con un duro castigo. De hecho, Miralles lo titula como “Lo cas de Payporta cruel”.
Lo que pasó aquella fatídica noche del 26 de febrero
Melchor Miralles nos dice que, a las once de la noche, en la casa que había justo después de la de Genis Ferrer, mataron a una mujer y a tres de sus hijos, dos hijos y una hija. El hijo mayor tenía 22 años, el otro 10 y la hija 5. Y después de matarlos los arrojaron a un pozo. Quedó viva una hija de 13 años, que se escondió en casa, y un mozo muy mal herido. Y estos identificaron y denunciaron que los responsables había sido la gente del susodicho Genís Ferrer.
Y según Vinader, esta noche del 26 de febrero, la esposa de Genis Ferrer, junto con su esclavo Joan, un tal Bernat Gassó y otras siete personas, de las que sabemos el nombre de dos de ellas, Piera y Joan del Toro, asesinaron brutalmente a Caterina, la viuda del granjero Joan Alfonso, mataron a sus dos hijos de 22 y 7 años (veis que aquí ya no tiene 10 años) y a su hija de 5 años, en su alquería en el municipio de Paiporta, a cinco kilómetros de València.
Añade que los cuatro fueron arrojados a un pozo y que también apuñalaron a un aprendiz varias veces. La otra hija, de 13 años, escapó de una muerte segura al esconderse debajo de una cama.
¿Por qué este asesinato?
Lamentablemente no sabemos el motivo o los motivos que desencadenaron esta terrible masacre. Tampoco está clara la participación directa del mismo Genís Ferrer. Si ordenó los asesinatos, si estaba presente o no en el lugar de los hechos la noche de autos. Muchas incógnitas que a fecha de hoy seguimos sin saber. ¿Venganza? ¿Rencillas entre vecinos? ¿Envidias?
Lo poco que sabemos de Genís Ferrer nos lo cuenta Vinader, que dice que había sido Jurat de la ciudad durante el año anterior a los acontecimientos, en 1446, y, cito textualmente: "el hecho de haber sido Jurat durante el año pasado fue desastroso". Vamos, que a Vinader no le caía nada bien Genís Ferrer.
Un castigo inusualmente rápido
Els Jurats de València trabajaron de manera muy meticulosa para aclarar los hechos, en apenas dos semanas. Recordemos que los asesinatos se cometieron la noche del día 26 de febrero y que se ajusticiaron a los responsables el 15 de marzo de 1447.
Y aquí, de nuevo, tenemos dos versiones de la misma historia.
Vinader, por un lado, cuenta que els Jurats se reunieron en cada uno de los 14 días desde el delito hasta la sentencia, excepto los domingos, que ahí el descanso era sagrado. Parece ser que tenían mucha prisa y seguramente ganas, de darles una lección y un escarnio público a los asesinos. Seguramente, los habitantes de València estarían ansiosos esperando esta ejecución.
Añade que las investigaciones llevaron al Justicia Criminal, Vicent Alegre, a arrestar a la esposa de Genís Ferrer y a tres de sus cómplices. Así que, una mujer, su esclavo y dos sirvientes, Gassó Pages y Piera, fueron arrastrados y luego decapitados aquí, en la plaça del Mercat.
La ciudad había construido un palench (un catafalco) expresamente para esa ejecución pública, en una plaza a la que podían asistir numerosas personas a “disfrutar” del espectáculo de la muerte.
Vinader nos dice que el cuerpo de la esposa de Genís Ferrer estuvo allí todo el día, y que fue enterrado el jueves, mientras que los hombres fueron descuartizados y se quedaron colgados durante tres días. Después de esto, retiraron sus cadáveres y varias partes de sus cuerpos fueron llevadas a Paiporta, a la escena del crimen.
Miralles aporta algunos detalles más y nos cuenta que el miércoles 15 de marzo se cumplió la sentencia de los responsables del caso tan cruel de Paiporta. Es decir, de la mujer de Ginís Ferrer y de su esclavo, de Piera y de su mozo y de Gassó Pages, que apunta que era de Albarracín, aunque otros dietarios dicen que era de Alboraya. Si para Vinader fueron cuatro personas las ejecutadas, para Miralles lo fueron cinco, uno más.
Añade que la mujer de Ginís Ferrer fue arrastrada por la ciudad y después de ahorcarla, la degollaron, dejando su cuerpo allí durante cuatro horas, cuando la trasladaron provisionalmente al convento de las Magdalenas para, posteriormente, ser enterrada en el convento de predicadors, el de Santo Domingo.
Piera, Gassó Pages y el esclavo (Joan) fueron arrastrados y descuartizados. Y pasados los tres días, como también cuenta Vinader, llevaron partes de sus cuerpos por los caminos. Al mozo de Piera, que por lo visto era castellano, lo ahorcaron y lo llevaron después al Carraixet, donde quedaban los cuerpos de los ajusticiados.
Un crimen atroz y una ejecución pública acorde a este terrible asesinato, que desencadeno el terrible incendio del Mercat al día siguiente, el 16 de marzo de 1447. Las crónicas apuntaron como responsable a Genís Ferrer, en venganza por la ejecución de su esposa y de varios de sus hombres.
"Lo cas de Payporta cruel", con cuatro víctimas; el posterior ajusticiamiento, con cuatro-cinco responsables ejecutados, dependiendo de la fuente; y el posterior incendio de les fusteries del Mercat, con diez víctimas, dejó un reguero de casi una veintena de muertes.
València pasó de la sangre al fuego y del fuego a la sangre, en apenas dos semanas.
TEXTO: CÉSAR GUARDEÑO