La plaza de Tetuán: propaganda de la guerra de África de 1860

València

Tal día como hoy, un 26 de abril, pero de 1860 se firmó en Tetuán el Tratado de Wad-Ras, un acuerdo que declaraba a la España de Isabel II vencedora en la conocida como Guerra de África frente al sultanato de Marruecos después de seis meses de enfrentamientos provocados por las continuas incursiones rifeñas en la ciudad de Ceuta. A pesar del número de bajas -más de 4.000 muertos y otros tantos heridos- y de las escasas contrapartidas tanto económicas como territoriales para el estado, la victoria fue vendida como un gran éxito del gobierno español, que aprovechó para realizar una intensa propaganda y para agitar el sentimiento patriótico en un momento complicado para el país.

Según cuentan algunas crónicas de la época, la guerra contra Marruecos fue un pretexto del gobierno español y un invento del propio Leopoldo O’Donnell, entonces presidente del Gobierno, para distraer a la opinión pública, enfrascada con los líos de faldas de Isabel II -con el mismo O’Donnell- y conseguir a su vez una victoria fácil contra el débil ejército marroquí que ayudase a mejorar la imagen de España en el exterior y agitase el clima patriótico de la sociedad española. Pero el plan no salió tan bien como se esperaba: seis meses de guerra y demasiadas bajas para un botín tan pobre – apenas consolidar las plazas de Ceuta y Melilla- un conflicto innecesario que incluso benefició más a Francia y al Imperio Británico que a España. Sin embargo, para la opinión pública española y los medios de comunicación, alimentados por una gran cantidad de crónicas diarias – muchas de ellas de carácter propagandístico- escritas por decenas de corresponsales enviados por los periódicos de mayor tirada, la Guerra Hispano-Marroquí levantó una gran ola de patriotismo por todo el país y aumentó el respaldo popular al gobierno de O’Donnell, que regresó a España como un héroe nacional y fue nombrado Grande de España y Duque de Tetuán. Tanto es así, que aprovechando la ola de fervor nacional que alcanzó su cénit con la victoria en la Batalla de Tetuán, el gobierno llevó a cabo una política de la memoria basada en dicho acontecimiento, que quedó plasmada en calles, plazas y barrios de todo el país: el barrio de Tetuán en Madrid, la plaza de Tetuán en Barcelona o la plaza de Tetuán de València.

El triunfo de las tropas españolas en la Batalla de Tetuán se certificó el 6 de febrero de 1860, y el Ayuntamiento de València propuso cinco días después la rotulación de una plaza de la ciudad con el nombre de Tetuán. El Diario Mercantil de Valencia lo recogía así en su edición del 12 de febrero de 1860:

“El Ayuntamiento, en sesión celebrada ayer, acordó que la plaza de Santo Domingo se llame de hoy más, plaza de Tetuán, en conmemoración de la gran victoria que hoy celebra España”.

Dos años después, todavía con los ecos de la guerra muy recientes, el profesorado de 1ª enseñanza de València quiso perpetuar aquellos hechos colocando una lápida conmemorativa en la fachada del Convento de Santo Domingo, a los pies del campanario, con la siguiente inscripción: “A los héroes del bravo ejército español muertos en la gloriosa campaña sostenida contra el imperio marroquí, desde el 19 de noviembre de 1859 al 25 de marzo de 1860. El profesorado de 1ª enseñanza de València y su provincia. Para memoria”.

Una placa que ha aguantado los envites históricos de los últimos 160 años y todavía hoy la podemos contemplar en la plaza de Tetuán.