Enrique García Asensio, el gran maestro valenciano
En 'La València Olvidada', Paco Pérez Puche repasa la trayectoria del gran director de orquesta que recibirá un homenaje en el Monumental de Madrid
En La València Olvidada Paco Pérez Puche repasa la trayectoria del maestro Enrique García Asensio
València
Para esta 'València Olvidada' nos ubicamos en la Gran Vía de Germanías, en el número 5. Justo en la casa donde nació el insigne director de orquesta Enrique García Asensio, y donde hay una placa que rinde homenaje a quien también es Hijo Predilecto de València.
Don Enrique, el más famoso y el más veterano de los directores de orquesta valencianos, va a recibir en el teatro Monumental de Madrid, dentro de pocos días, a sus 85 años, un homenaje de reconocimiento a toda su obra en el mundo de la música sinfónica. Setenta años largos de actividad que intentaremos resumir a través de cinco escenarios.
Primer escenario: la casa en la que nació
En efecto, aquí nació, en el seno de una familia de larga tradición musical. Una familia donde ya los abuelos eran profesores de música y se ganaban la vida con la música. En una entrevista reciente, el maestro hizo bromas con ese tema y dijo que él es Enrique IV. El cuarto de la familia con ese nombre dedicado a la música. El bisabuelo, compositor y director de banda. El abuelo, profesor de música y director de banda, el padre, un gran violinista en la Orquesta Nacional. Es una vocación incuestionable porque José Luis, el hermano de Enrique, es también un gran violinista; como Anabel, la hija de nuestro protagonista, que es primer violín en la Orquestra de València.
Y en efecto, la familia vivía aquí, en el segundo piso derecha. El maestro, el día en que se colocó esta placa, decía que todo estaba igual, que el portalón era el mismo. Y comentó que ni siquiera habían cambiado el escalón de la entrada, en el que tropezó una vez, cuando entró cargado de libros del colegio. Tenía ocho años y casi se descalabra.
Aquí nació, pues, en plena Guerra Civil. El 22 de agosto de 1937. Para vivir en València, con toda su familia, las penalidades de una ciudad durante los duros años cuarenta.
Un niño prodigio
Estudió en València, en los Escolapios, y muy pronto empezó a asistir a las clases del Conservatorio, donde hizo la carrera de violín y destacó de inmediato. Fue concertino y director de la Orquesta estudiantil con apenas once años, pero su gran formación musical la adquirió a partir de 16 años en el Conservatorio de Madrid, donde además de diplomarse en violín, armonía, contrapunto, música de cámara, fuga y composición, fue también primer violín.
Enrique García Asensio fue un niño prodigio de la música española. Empezó a destacar muy pronto y a recibir premios y recompensas. En 1959, con poco más de veinte años, obtuvo la beca “Ataúlfo Argenta” para estudiar dirección de orquesta en la Escuela de Música de Múnich, y en 1960 amplió estudios en la Academia Chigiana de Siena (Italia) con el que iba a ser su maestro y determinar su vida musical, el director rumano Sergiu Celibidache. Porque don Enrique ha sido el mejor asistente y alumno que tuvo este director, y el que mejor asimiló su forma de asumir e interpretar una partitura.
Celibidache, un director muy especial
Rumano, y de etnia gitana, Celibidache ha pasado a la historia de la música por su forma de dirigir, absolutamente personal, muy sobria a la hora de los gestos, y sin ninguna prisa en los tempos. Pero es que además, en los 50 y los 60, cuando llega la nueva tecnología de las grabaciones y la Deutsche Grammophon se configura como la que garantiza la mejor del mundo con Von Karajan a la cabeza, él se niega a hacer grabaciones. Rotundamente…
Celibidache, del que apenas hay algunas grabaciones, podríamos decir que clandestinas, o piratas, que él terminó por autorizar, decía que un concierto es un milagro de comunicación que debe vivirse en vivo entre el que escucha y la orquesta a el intérprete. Un momento único que es tonto repetir. Ese mismo concierto, mañana será distinto, sonará diferente, solo con que la sala esté algo más llena o vacía. Las grabaciones, decía, son técnica que lo trastoca todo.
García Asensio, desde luego, no piensa igual. No es tan radical en las grabaciones, que le han hecho famoso. Pero yo he tenido la ocasión de escuchar a don Enrique explicar esos conceptos musicales en tertulias y es un placer.
Triunfó en Nueva York
Ahora deberíamos evocar otro momento de su biografía que es cuando regresa a València después de haber ganado en Nueva York el concurso internacional de dirección de orquesta Dimitri Mitropoulos, que es el más prestigioso del mundo. García Asensio, que entre otras cosas había dirigido la Orquestra de València durante la temporada 1964-1965, con apenas 27 años, se presentó a ese concurso en 1967. Y además de los 5.000 dólares, fue conocido en todo el mundo como una joven promesa de la dirección y el mejor alumno de Celibidache. En una entrevista que le hizo Ricardo Dasí Junior en Las Provincias dice que sorprendió su economía gestual y su técnica. En una entrevista memorable dijo que era de los directores españoles que más se movía a la hora de dirigir, pero que a sus compañeros de la semifinal neoyorkina “solamente les faltaba bailar”.
En la entrevista vemos a un joven que al principio dudó de la locura que era presentarse al certamen internacional. A un muchacho que en pleno vuelo le dijo a Marisa, su esposa, que se “quería bajar del avión”. Pero que siempre tuvo en ella el apoyo necesario para comparecer en la sala de conciertos y ganar, a pesar de que la partitura –el Concierto para Orquesta de Hindemith- la acababa de leer por primera vez en su vida, la puso en el atril sin haberla estudiado y solo al salir al escenario le dijeron el número de página por donde tenía que empezar la lectura e interpretación.
Pero el caso es que sedujo, ganó el premio y el derecho a ser director invitado en la Orquesta de Washington durante una temporada. Así es que empezaron a lloverle ofertas de conciertos por todo el mundo. Sin que en España se olvidaran de él, porque en ese 1967 fue el mejor director en la temporada de ópera por su versión de “Werther”, de Jules Massenet, con Alfredo Kraus.
Un personaje televisivo
Sobre todo se le recuerda también por su presencia en televisión. En 1965 está naciendo la televisión y se crea la Orquesta de RTVE. Después el paso breve de Igor Markevitch y de Antonio Ros Marbá, el director valenciano llega a la Orquesta televisiva donde trabajará entre 1966 y 1984, sus mejores años musicales, y después entre 1998 y 2001.
En 1970 fue el primer catedrático de dirección de orquesta que hubo en España, poniendo un hito en la historia de la música española.
Pero en 1976 empieza en TVE el programa “El mundo de la música”, que introduce la música clásica en dos generaciones: la de los jóvenes de la transición y también en la de sus hijos, la generación de la Abeja Maya y Mazinger Z.
Mientras tanto, a lo largo de tres décadas, García Asensio ha dirigido en todas las orquestas españolas y ha sido invitado a participar en los festivales y ciclos de las mejores orquestas del mundo.
València, generosa con su figura
En su ciudad natal se le ha reconocido, le han dedicado muchos premios y reconocimientos. En 2012 fue nombrado hijo adoptivo y se descubrió esta placa. Él mismo, no hace mucho, decía lo siguiente en una entrevista:
“Dicen que nadie es profeta en su tierra, pero lo cierto es que València se ha portado siempre muy bien conmigo y me han dado todos los reconocimientos posibles. Pero hay cosas con las que uno no puede estar contento del todo. Por ejemplo, yo tengo alumnos que han sido ya Premio Nacional de Música. Y en cambio aún espero que me den ese reconocimiento algún día. Y es algo que no entiendo, francamente. Pero hay tantas cosas que no entiendo...”
Con todo, yo destacaría un momento brillante, genial, de García Asensio en València. Fue cuando todos los valencianos famosos que vivían fuera eran invitados de la ciudad a las Fallas. Y se juntaban Joaquín Prat, Fernando Vizcaíno Casas, Antonio Ferrandis, García Asensio y tanto más, en el balcón del Ayuntamiento, para asistir a la mascletá. Bien, pues año de esos, a Luis Sánchez Polack, Tip, se le ocurrió la idea de pedirle prestado el violín a un músico callejero, en la calle de las Barcas, y hacer que lo tocara don Enrique. Estaba desafinado del demonio, pero nuestro músico, hay fotos, se puso a tocar y Sánchez Polack Tip pasó el platillo y le arreglaron el día al músico ambulante.
Aunque vive regularmente en Madrid, a García Asensio, aparte las ocasiones en que venía a dirigir, se le veía mucho por València.
Hay que tener en cuenta que cuando fue creado el Consell Valencià de Cultura, en 1986, Enrique García Asensio fue nombrado miembro de la institución y ha participado en las reuniones, debates y actos culturales. Regularmente, de no estar de gira por países lejanos, venía a València una vez por semana, con su trolley, primero en avión y luego con el AVE. Y se le veía en la sede de la calle del Museo.
Yo, que le traté, sobre todo, en los conciertos y grabaciones de 2009, cuando el centenario de la Exposición Regional, lo tuve como maestro en el Consell Valencià de Cultura. Allí he podido disfrutar durante unos años de su amplio saber cultural, de su paciencia y de su enorme capacidad de diálogo. Durante nada menos que 32 años fue un punto clave de la institución. Hasta que la última reforma prescindió de él: la ley de paridad obligó a que hubiera mayor presencia femenina y se le dio el relevo.
TEXTO: PACO PÉREZ PUCHE