La Universitat Politècnica de València celebra el 'Reto STEAM', que conjura diseño y responsabilidad social para una robótica al servicio de las necesidades humanas
La iniciativa acerca el mundo de la programación al alumnado infantil y juvenil
València
Una aplicación que recuerda a las personas mayores que deben tomar su medicación, juegos de realidad aumentada o un contador de consumo en tiempo real para concienciar de la importancia de no malgastar agua. Estos son algunos de los proyectos, realizados por estudiantes de entre 7 y 17años, que se presentaron en el 'Reto STEAM 2023' del programa CoderDojo, impulsado por la Asociación ByLinedu y la Escuela Técnica Superior de la Ingeniería del Diseño (ETSID) de la Universitat Politècnica de València (UPV).
La iniciativa pretende acercar al alumnado infantil y juvenil, especialmente a quienes tienen más difícil el acceso a la tecnología, al "apasionante mundo de la programación, la robótica, la electrónica y el diseño e impresión 3D con el profesorado de los centros de Primaria, Secundaria y Formación Profesional como canalizadores", indica Juan Antonio Monsoriu, directo de la ETSID.
En esta edición participaron más de 60 alumnos con trabajos que compartían el objetivo de responder a necesidades reales de la sociedad actual, teniendo presente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), bajo el lema "Tecnología y diseño para todas las personas".
Así nacieron propuestas como 'Radiomedicación', una aplicación que sirve para que la gente mayor no se olvide de tomar sus medicinas; 'Cada gota cuenta', un proyecto que quiere contribuir a resolver la escasez de agua empezado por tomar conciencia de la cantidad que gastamos mediante un contador de consumo en tiempo real; 'Eleva nuestros sueños', un sistema de elevación construido con materiales reciclados; y 'Multichoice', un menú de juegos que incluye elementos táctiles y realidad aumentada.
Desarrollar un "espíritu curioso"
Begoña Sáiz, responsable de los talleres, explica que, además de trabajar el aspecto tecnológico, "se fomenta la participación colaborativa, el respeto por la diversidad y la inclusión de las personas". "Muchos de ellos -prosigue- tienen familiares con diversidad funcional y llevan esta situación a sus propias iniciativas". En general, se desarrolla "un espíritu de mente abierta y curiosa", afirma.
Sáiz señala que los estudiantes "se han convertido en grandes observadores", lo que identifica como una importante cualidad a la hora de resolver problemas: "Cuando pasamos a valorar proyectos, nos explican de dónde les ha surgido la idea, la contextualizan y la justifican".
Por ello, destaca "la seguridad que muestran en la defensa de sus propuestas y, sobre todo, la atención que prestan a la realidad que les rodea": "Tienen una conciencia social y medioambiental que les genera inquietud y preocupación y eso les lleva a detectar mejoras que son perfectamente tangibles y reales".
Begoña Sáiz (ETSID): "Tienen una conciencia social y medioambiental que les genera inquietud"