La vida después de los 90
En 'A Vivir CV' hablamos con tres mujeres que conviven en una residencia y que, sin ser conscientes, han roto moldes
En A Vivir CV hablamos con tres mujeres que conviven en una residencia y que, sin ser conscientes, han roto moldes
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València
En 'A Vivir CV' nos gusta escuchar historias, escuchar a personas que han conseguido algún hito en sus trayectorias, que tienen cosas interesantes que contar.
Pero no siempre para escuchar una buena historia hace falta buscar entre los y las protagonistas de los titulares. Por eso hemos estado en una residencia de la tercera edad, en la residencia Fortuny, de València. Allí hemos conversado con tres mujeres que superan los 90 y que no son conscientes que, a su manera, han roto moldes y son una inspiración para las generaciones posteriores.
Pilar Soler
Empezamos hablando con Pilar Soler; tiene 97 años, cursó la educación básica y se hizo cargo primero de su madre enferma, y después de su padre. Cuando cumplió los 30, dado que tenía muchas inquietudes, acabó el bachillerato básico y cursó estudios universitarios. Pilar formó parte de la primera promoción de trabajadoras sociales.
Trabajadora social, en posguerra las situaciones a las que tuvo que hacer frente Pilar fueron muy duras, los recursos eran más bien escasos y en algunos casos inexistentes.
No tuvo cargas familiares y se dedicó a la labor social tanto profesionalmente como en su tiempo libre. Pero ella quita mérito a esta entrega por los demás.
A finales de los 70 llevó adelante el proyecto de una residencia para la tercera edad en San Antonio de Benagéber, donde ha estado como voluntaria hasta hace muy poco. De hecho, tras la conversación se marcha hacía allí. Ahora es un voluntario quien la recoge a ella para llevarla a visitar ese proyecto que logró sacar adelante.
Pilar Herrero
A continuación hablamos con otra Pilar, Pilar Herrero. Nació en Alboraia en 1933, de la Guerra Civil, nos explica, no se acuerda, pero sí de la dura posguerra, la pobreza y el racionamiento.
Su familia se quedó sin nada, pero gracias a la ayuda de una persona del pueblo reunieron el dinero suficiente para abrir una horchatería en el centro de València. La plantilla la conformaron su madre, su padre, su hermano y ella. Así que sin cumplir los 13 ya se puso a trabajar.
Entre horchatas y helados fue creciendo, y con solo 15 años se enamoró de un chico seis años mayor. Su padre no vio con buenos ojos la relación, aunque tras algunos años acabó casándose con el que sería su marido para toda la vida, hasta que murió hace diez años.
Durante 35 años trabajaron juntos codo a codo en una horchatería ubicada en pleno centro y con clientes de clase alta y media alta. Una clase que no demostraban en los comentarios machistas que su marido sorteaba de manera notable.
Vera Diego
Por último, conocemos a Vera Diego. Nació en Brasil hace más de 90 años; hija de padre español, fue la menor de cuatro hermanos, aunque desde bien pequeña mostró un claro inconformismo con lo que la sociedad del momento tenía preparado para ella.
Su padre se negó a que estudiase más allá de la educación básica para leer o escribir, pero Vera se rebeló y buscó ayuda del gobernador de su ciudad y consiguió estudiar magisterio.
También fue la única de cuatro hermanos que quiso obtener la nacionalidad española. Un documento que su padre pensó que quedaría en papel mojado, pero no fue así. Vera sí vino a España pasados los 80, y tras criar a tres hijas y divorciarse, algo también poco habitual entre las mujeres de una generación que se ha dedicado a los cuidados, que han mantenido el sistema y a las que, como hemos hecho en 'A Vivir CV', no podemos dejar de escuchar.
Jèssica Crespo
Editora de Hoy por Hoy Valencia y redactora Radio Valencia Cadena SER. Anteriormente directora de de...