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La Casa del Relojero

En La València Olvidada Pepa Pascual cuenta la historia de este edificio histórico y su relación con el primer reloj de maquinaria que hubo en la ciudad

En La València Olvidada Pepa Pascual cuenta la historia de este edificio histórico y su relación con el primer reloj de maquinaria que hubo en la ciudad

València

En la calle Micalet, viniendo de la Plaza de la Reina, uno de los primeros edificios que encontramos es el de la llamada Casa del Relojero, un edificio de estilo decimonónico con la fachada recién restaurada que conserva el escudo de la ciudad. Posiblemente pase ahora bastante desapercibido ya que nos fijamos más en la construcción recién terminada, hecha de hormigón coloreado, que ha venido a ocupar el solar aquí existente donde anteriormente estuvo el edificio efímero ligado a la exposición de la Luz de las Imágenes del año 1999. Hoy vamos a recordar pues este edificio histórico y su relación con la instalación del primer reloj de maquinaria que se puso en la ciudad.

Primer reloj de la ciudad y de la península

València fue una ciudad pionera en la Península Ibérica en instalar un reloj de esfera que marcase las horas y se hizo por iniciativa de la Catedral. Tradicionalmente se marcaban por medio de campanadas y se contaban las horas con los relojes de sol. En 1378 el Obispo y el Cabildo catedralicio contrataron a un relojero alemán (Johannes alamanus) la construcción de un reloj con esfera que marcara las 24 horas y una campana que anunciaría las horas y los cuartos. Seguramente este reloj se instalaría en el primitivo campanario de la catedral (anterior a la torre del Micalet) situado en ese momento en la calle de la Barchilla. Poco más se conoce de su historia.

Els Jurats de la ciutat por su parte también querían tener un reloj de características similares, pero finalmente tuvieron que abandonar la idea por el alto coste que suponía su instalación. En 1403, por iniciativa del rey Martín el Humano, se hace una nueva campana que se instala en la Casa de la Ciudad para marcar las horas a la población. También se contrata a dos personas para tocar las horas, tanto de día como de noche en dos turnos, comenzando uno a mediodía y otro a medianoche.

Pero els Jurats no estaban del todo satisfechos con la campana instalada por el corto alcance que tenía y, como se estaba construyendo un nuevo campanario (el Micalet), proponen la fundición de una nueva que se sitúe en lo alto del mismo. Pero seguían dándole vueltas a la idea de instalar también un reloj que marcara las horas de día y de noche y que además señalara las fases lunares.

No está clara la fecha en la que se pudo instalar este reloj en el Micalet. En febrero de 1418 se firma el acuerdo para su construcción entre el cabildo, el obispo, els Jurats de la fábrica de Murs i Valls y el Síndic de la ciudad de Valencia. En esta concordia se establece, entre otras cuestiones, que el nuevo reloj así como su mantenimiento lo pague la Junta de Murs i Valls, que las horas sean tocadas por 2 hombres, en turnos de doce horas cada uno, y que el sueldo de los mismos correrá a cargo de la Ciudad. Para albergar a estos hombres se construyó la primitiva casa del relojero que en origen se instaló en el nº 1 de la calle del Miguelete, situada en la manzana anterior a la que hoy conocemos, más cerca de la plaza de la Mare de Deu.

La casa primitiva

Si analizamos los planos históricos de Mancelli y del Padre Tosca parece que el reloj ya está instalado en el segundo cuerpo de la torre del Micalet en 1608 y en 1704 se puede apreciar que hay un pasadizo o arco que une la torre campanario con una de las casas situadas enfrente, al otro lado de la calle Miguelete y que debería corresponder a la primitiva casa del relojero.

Hasta finales del siglo XVIII la calle del Miguelete tenía un trazado mucho más estrecho que la actual y ello causaba problemas de circulación, tanto por la posición de la torre del Micalet que la invadía, como por el escaso espacio que había delante de la puerta de la catedral por la situación de la casa Vestuario que dejaba poco lugar para el paso de las procesiones. Por ello, en 1793 se redacta un proyecto para ampliar la mencionada calle, lo que conlleva el derribo de varias casas, entre ellas la antigua casa Vestuario y la primitiva casa del relojero. En este momento también se expone la necesidad de renovar la caseta del reloj donde se hallaba la maquinaria del mismo, puesto que una remodelación hecha en la capilla de San Vicente Mártir de la catedral había tapado parcialmente la esfera del reloj y no podía verse bien la hora.

La ubicación que conocemos no es la inicial, sino que se propone entonces un proyecto para edificar una nueva casa del relojero, la que hoy conocemos, y un nuevo arco-pasadizo donde ubicar la maquinaria y el reloj puesto que el anterior arco se había tirado para ampliar la calle. El proyecto es aprobado por la Academia de San Carlos en el año 1797 y al año siguiente ya se está acabando la casa del relojero y se están edificando los soportales del nuevo arco donde se situará el nuevo reloj del que se solicita que la cuerda dure más de 24 horas.

Finalmente el arco no llegará a acabarse y el nuevo reloj tampoco se instaló, con lo que se continuó con el viejo situado en la caseta adosada al Micalet. En 1854 se toma la decisión de colocar un nuevo reloj en el mismo sitio que el anterior, pero éste ya con transmisión eléctrica y se abandonó definitivamente la construcción del nuevo arco que, según los planos conservados en el archivo municipal, llevaría en su parte alta la figura del dios Cronos y una placa con alusiones al rey Carlos IV y la fecha de 1797. De llegar a realizarse esta obra habría cambiado totalmente la visión que hoy tenemos de la calle Miguelete.

Hasta 1968

Fue en el año 1968 cuando el viejo reloj fue desmontado y desechadas sus piezas. La ciudad contaba ya con otro reloj municipal con un carrillón de campanas en el actual edificio del Ayuntamiento, por lo que no se tuvo mucho interés en conservar el del Micalet.

La Casa del Relojero por su parte ha llegado hasta nuestros días, aunque con cambios respecto al proyecto original donde la planta baja se dedicaba a vivienda del relojero y se incluía un “obrador” o taller para las reparaciones del reloj. Pero finalmente las estancias para el mismo se situaron en la segunda planta, la primera estaba destinada a alquiler y la planta baja tuvo siempre un uso comercial. El último de ellos fue una cerería con venta de imágenes religiosas (Cereria Imágenes casa Sánchez) que tenía la entrada a la trastienda por la calle de Subida del Toledano. De esta tienda se conservan aún las estanterías y mostrador de madera que se supone se van a recuperar en el proyecto de rehabilitación. La fachada está adornada con el escudo de la ciudad con las 4 barras de la corona de Aragón dentro de un rombo, la corona del Reino de Valencia y las dos L, por haber sido la ciudad de València dos veces leal a la corona. Se le atribuye una cronología de 1820 y actualmente está declaro Bien de Interés Cultural.

Esperemos que pronto se pueda llevar a cabo el proyecto definitivo de rehabilitación de este singular edificio que pasará a tener un uso cultural y pueda ser disfrutado por todos los valencianos.

TEXTO: PEPA PASCUAL