"Si no te portas bien te encerraremos con las monjas"

València

Pilar Dasí tenía 19 años en 1970. Trabajaba como administrativa en una empresa de ascensores, y justo a la hora de la salida de la oficina, un sábado a las 13.30 h, llegó la policía, la esposó y se la llevó. A partir de ese día Pilar pasó encerrada cuatro meses en uno de los reformatorios religiosos que tenía el Patronato de Protección a la Mujer en la ciudad de València.

Cuatro meses encerrada por no cumplir con el papel que el régimen franquista establecía para las mujeres: esposas, madres y "mujeres de bien". Pilar cuenta que fue su propia madre la que pidió que la encerraran en una institución sobre la que parte de la sociedad no sabía ni de su existencia. Una institución que se fundó en 1941 y que, sorprendentemente, no desapareció hasta 1985.

Pilar Dasí ha contado su historia en 'A Vivir CV', una historia como las de cientos de miles de mujeres que pasaron por una institución que buscaba "enderezar a las mujeres que se salían de la moral cristiana y patriarcal de entonces" y que ahora han investigado y contado las periodistas valencianas María Palau y Marta García en el libro "Indignas hijas de su Patria. Crónicas del Patronato de Protección a la Mujer en el País Valencià".

Una investigación que iniciaron tras escuchar hablar de una institución de la que nadie les había hablado. No la conocían ellas, ni tampoco sus madres, tías o abuelas. Mujeres que podrían haber sido víctimas del Patronato. "Sí que nos contaban que se les solía decir: si no te portas bien te encerraremos con las monjas".

Castigo a las mujeres que consideraban desviadas o rebeldes

El número de víctimas es de decenas de miles en toda España, aunque uno de los problemas principales es la falta de datos fiables. El Patronato de Protección de la Mujer era una institución que castigaba a las mujeres que se consideraban desviadas o rebeldes internándolas en conventos donde les obligaban a rezar, a trabajar y a limpiar. Lo habitual es que cada mujer estuviera entre seis meses y dos años encerrada allí, pero no había plazo máximo para salir, como explican las dos periodistas valencianas.

En muchos casos eran las propias familias las que denunciaban a sus hijas, aunque también se detenían y encerraban a estas chicas, muchas de ellas menores, por redadas, denuncias de maestros o incluso vecinos.