Los Ángeles Músicos de la Catedral de València
En La València Olvidada César Guardeño cuenta la curiosa historia de los frescos considerados como el primer Renacimiento que entró en la península
En La València Olvidada César Guardeño cuenta la curiosa historia de los frescos considerados como el primer Renacimiento que entró en la península
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València
Los Ángeles Músicos son considerados como el primer Renacimiento que entra en la península. Tenemos que tener en cuenta que las relaciones entre la Corona de Aragón y en especial su ciudad más importante, Valencia, e Italia son muy fluidas; aquí vivían muchos italianos y muchos valencianos iban a Italia a trabajar o a estudiar. Con la presencia de los Borja en la curia de Roma, sobre todo Rodrigo de Borja (futuro papa Alejandro VI) estas relaciones se intensifican, y será él quien haga posible que hoy podamos admirar tan bellos ángeles.
Sin embargo, tras estos frescos se esconde una historia algo complicada pero apasionante. Todo empezó el 21 de mayo de 1469, en la catedral de Valencia se celebró la fiesta del Pentecostés. Ese día se celebra el quincuagésimo día del tiempo pascual. Era una auténtica representación teatral en la que se podían ver a los apóstoles atónitos ante la llegada del Espíritu Santo. Éste era representado por un artefacto mecánico que simulaba una paloma gigante la cual iba descendiendo desde el cimborrio. Debía de ser ciertamente espectacular, pues iba cargada de fuegos artificiales que iban siendo lanzados durante el descenso.
Una celebración peligrosa
Era tan peligroso que esa misma noche se originó un devastador incendio en la Capilla Mayor. Según el Dietari de Melchor Miralles, que fue capellán de Alfonso el Magnánimo, el incendio empezó a las 23h, y las 00:00h dos hombres lo vieron y avisaron a los “escolans”. El daño subió a 50.000 florins. Se quemó el retablo y se fundió la mayor parte de la plata. Luego se recogió la plata derretida que quedaba entre la ceniza de los paños de brocado, la cual pesó 1.027 marcos. Además. La Virgen, aunque se pudo salvar, resulto bastante dañada. Y lo que más nos interesa es que el fuego devoró las pinturas murales de los muros y de la bóveda, obra de los maestros Miquel Alcanyís y Gonçal Sarrià.
Posiblemente, una de las chispas lanzadas desde la palometa, hubiera terminado en alguna tela de las cortinas, o entre los mismos guardapolvos. Tenemos que imaginar la Capilla Mayor bellamente engalanada, con telas pintadas como decorado cubriendo los muros.
Buscar la solución
El cabildo de la catedral no dudó en buscar cuanto antes una solución, cosa que no fue nada sencilla. El 1 de marzo de 1470, se contrató a los plateros valencianos Francesc Cetina, Joan Nadal Davo y Jaume Castellnou para reparar la Virgen y rehacer el retablo, pero lo que más nos interesa es lo que ocurrió justo después del incendio, que fue el interés por devolver a los muros y a la bóveda el esplendor que tenían. Estamos en el Siglo de Oro de la historia de Valencia. La ciudad es referente económico y cultural. Además, en Italia se está trabajando con una nueva técnica que interesaba a alguien del cabildo: el fresco. La nueva Capilla Mayor sería pintada de nuevo al fresco. El problema era que, al parecer, en la ciudad no había maestros que la dominaran, y tuvieron que ir hasta tierras de Salamanca a buscar a un florentino: Niccolò Delli, al que los valencianos llamaban Nicolau lo Florentí. El caso es que la llegada del pintor el siete de agosto de ese mismo año, causó gran malestar entre los pintores locales y conflictos con el cabildo.
En realidad, por una serie de infortunios que no voy a contar, no fue él quien restauró la Capilla Mayor. Se tuvo que encargar la restauración a dos pintores locales: Pere Reixach y Antoni Canyiçar. Empezaron el 15 de julio de 1471, pero el 13 de agosto ya se les había procesado por el mal trabajo que estaban realizando.
Porque pasó esto y se contrató a estas personas es difícil de saber, no hay mucha información al respecto. Pensemos que, si hoy en día que vivimos en la era de la información, hay aspectos de la vida de las personas que no sabemos, encontrar información sobre las relaciones personales del siglo XV es, en muchas ocasiones, una misión imposible. Precisamente esos aspectos de la vida diaria son los que resultan más interesantes a la hora de novelar lo que pudo ocurrir.
La intervención de Rodrigo de Borja
Es justo entonces cuando interviene don Rodrigo de Borja; obispo de la catedral de Valencia, cardenal de Roma y futuro papa Alejandro VI. Él miso visitó la ciudad. El 19 de junio de 1472, llegaba al Grao, pero no entró en la ciudad hasta el 21. Parece ser que la ciudad no se encontraba engalanada para recibir a alguien de tan alto rango, por lo que, al día siguiente de llegar, se fue al monasterio del Puig de Santa María donde, según Melchor Miralles, pasó la noche velando a la Virgen. Pero en realidad vino desde Roma en calidad de legado por otros motivos, no solo para visitar la catedral de Valencia. Entre otras cosas, traía una bula del papa Sixto IV autorizando el matrimonio de los futuros Reyes Católicos, los cuales habían sido excomulgados por Pablo II, ya que habían falsificado una bula en 1469. Falsificaron la firma de Pío II, que había muerto cinco años antes.
Al final se presentaron tres candidatos a pintar la Capilla Mayor, dos de ellos recomendados por don Rodrigo de Borja. Ya pueden imaginar quiénes fueron los elegidos. Paolo de San Leocadio y Francesco Pagano serán finalmente los encargados de restaurar la Capilla Mayor, y un misterioso y enigmático mestre Ricart, quedó descartado. Todo el periplo hasta llegar aquí, es un momento apasionante de nuestra historia.
Unos frescos escondidos hasta hace bien poco
Hasta hace bien poco no hemos podido admirar estos frescos. Eso fue debido a que, en el siglo XVII (1674-1682), el arzobispo Luis Alonso de los Cameros encargó a Juan Bautista Pérez Castiel cubrirlos con una bóveda barroca, que es la que podíamos observar. Conocíamos la existencia de los ángeles por la documentación que conservamos, pero no fue hasta el 22 de junio del año 2004 cuando se anunció su “descubrimiento”. Ya en el año 1999, para la exposición de la Luz de las Imágenes que se celebró en la Catedral, se planteó por primera vez su recuperación. Pero la falta de tiempo y de presupuesto la retrasó. Así que, desde el año 2004 hasta el 2007, un equipo de restauradores se encargó de recuperarlos. Y aquí, en ese punto, me gustaría señalar que los ángeles músicos que hoy vemos son sólo una pequeña parte de los frescos renacentistas que decoran todos los muros de la Capilla Mayor y que siguen ocultos detrás de la obra barroca del siglo XVII.
TEXTO: CÉSAR GUARDEÑO