Sociedad

Solo un 8% de municipios de la Comunitat Valenciana tiene censados más menores de 16 años que mayores de 64

El fenómeno del envejecimiento afecta sobre todo a pueblos con pocos habitantes, aunque también al resto del territorio

Montaje a partir de imágenes de archivo de Getty Images y del mapa de elaboración propia

València

Cerca del 8% de los pueblos y ciudades de la Comunitat Valenciana tiene censadas a más personas jóvenes menores de 16 que a mayores de 64 años. Es lo que revelan los datos de 2022 del índice de envejecimiento, elaborados por el Instituto Valenciano de Estadística. Estos muestran que, por cada 133 personas mayores de 64, en el territorio valenciano hay 100 menores de 16. Unas cifras similares a la media nacional, que alcanzó el 133,5%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Esta situación evidencia el envejecimiento de la población, que se ha acelerado en los últimos tiempos, especialmente en aquellas poblaciones que tienen un reducido número de habitantes. Es el caso, por ejemplo, de la localidad alicantina de Famorca (el Comtat), en la que hay aproximadamente 26 vecinos con más de 64 años por cada pequeño o adolescente. También el de otros pueblos como Puebla de San Miguel (el Racó d'Ademús) con 21 por cada joven, Benafigos (l'Alt Maestrat), con 20; Vallibona (els Ports) y Villamalur (l'Alt Millars), ambos con 19 aproximadamente, o Benimassot (el Comtat) con 18. No obstante, en los municipios con más habitantes también se da este fenómeno.

Por provincias, la más afectada según la media es la de Alicante (cerca de 138 mayores de 64 años por cada 100 menores de 16). Aquí, además de las mencionadas con anterioridad, hay más localidades con un alto índice de envejecimiento, como es el caso de Fageca (el Comtat), con 13 por cada vecino que no ha superado los 16 años, o la Vall d'Ebo (la Marina Alta), con 12. A las comarcas del sur les siguen las de Valencia (130 por cada centenar), donde es llamativa la circunstancia que se da en la Serranía. En concreto, en los municipios de Benagéber y Andilla, que registran 15 y más de 10, respectivamente. Asimismo, en la provincia de Castellón son reseñables tres pueblos de l'Alt Millars, en los que hay unos 11 mayores de 64 por cada menor de 16: Villanueva de Viver, Castillo de Villamalefa y Ayódar.

Cuatro pueblos no tienen habitantes menores de 16 años

En Sempere (la Vall d'Albaida), Tollos (el Comtat), Higueras (l'Alt Palància) y Torralba del Pinar (l'Alt Millars) no hay censada ninguna persona que tenga menos de 16 años. Este otro dato muestra, nuevamente, cómo el envejecimiento de la población se impone más en unas zonas de la Comunitat Valenciana que en otras.

Sin embargo, esto no significa que en estas localidades no haya vecinos jóvenes ni personas adultas de entre 16 y 64. Por ejemplo, el vecino con menos edad de Sempere tiene 21 años y el más longevo alcanza los 93; en Tollos, 24 y 86; en Torralba del Pinar, 19 y 95, y en Higueras, 17 y 99, respectivamente.

Menos nacimientos y más despoblación

Las razones que han motivado la aceleración del envejecimiento, particularmente en zonas con pocos habitantes censados, las explica Carles Xavier Simó, catedrático de Sociología en la Universitat de València y doctor en Demografía por la Universidad de Montreal. Considera que esto se debe a la bajada progresiva de la natalidad (cada vez nacen menos personas) y al incremento de la despoblación.

Destaca Simó que sobre todo se marcha de sus pequeñas localidades de origen la gente joven que está en edad de trabajar y que encuentra en las ciudades una oferta laboral o porque está en busca de oportunidades.

Carles Xavier Simó (catedrático de Sociología en la UV): "En estos pequeños municipios ha bajado la natalidad y se ha experimentado una gran emigración de personas en edad de trabajar"

En este sentido, el catedrático recuerda que "para una persona joven es un gran atractivo irse a una ciudad cuando está aislado en un pueblo", porque "tal vez no tienen los mismos valores de amor al paisaje, la naturaleza y el aire puro que una persona más adulta". Eso, sumado a que en muchas ocasiones van a las capitales a cursar estudios superiores (universitarios o de formación profesional) y no pueden volver a su pueblo en el mismo día, les genera un mayor arraigo a las urbes, donde se quedan a vivir y se concentra una amplia oferta cultural y de ocio.

Carles Xavier Simó (catedrático de Sociología en la UV) explica que las ciudades son "un gran atractivo" para jóvenes que viven en pequeñas poblaciones

"En municipios tan pequeños no se puede renovar la población de manera natural, porque está envejecida, pero sí puede producirse ese relevo por la inmigración de población joven", señala el catedrático. Asimismo, Simó comenta que desde la pandemia del COVID-19 hay una tendencia creciente, aunque minoritaria, de gente que decide dejar la ciudad para irse a vivir a zonas rurales, bien sea porque han encontrado trabajo en estos pequeños pueblos, quieren invertir en un negocio o se han asegurado de que allí tienen las condiciones óptimas para teletrabajar.

Carles Xavier Simó (catedrático de Sociología en la UV): "Es una tendencia minoritaria, pero hay casos de personas que dejan la ciudad para volver a los pequeños pueblos"

Otra de las causas que explica el envejecimiento es el aumento de la esperanza de vida, que se ha producido por los avances tecnológicos, médicos y sanitarios. Simó recalca que "se vive más y en mejores condiciones", pues el sistema de salud pública se encarga, entre otras cosas, de realizar periódicamente revisiones y análisis a las personas de avanzada edad para ver cómo se encuentran y, si sufren alguna patología, detectarla y atajarla a tiempo.

"La Administración se tiene que poner las pilas"

Un problema que se sigue dando en muchas zonas rurales, las más despobladas, es la falta de cobertura. Precisamente de eso depende que mucha gente joven pueda trabajar a distancia desde estos municipios. Lo recuerda Artur Aparici, miembro de la coordinadora del foro Nova Ruralitat, que nació con el objetivo de detectar los problemas que se dan en el ámbito rural de la provincia de Castellón y para reclamar soluciones efectivas ante el problema de la despoblación. No obstante, la situación de las comarcas interiores del norte de la Comunitat Valenciana se puede extender a localidades de las tres provincias.

Artur Aparici (Nova Ruralitat): "La Administración se tiene que poner las pilas"

Considera que la Administración "se tiene que poner las pilas" para garantizar un equilibrio de políticas públicas en las ciudades y en los pueblos más pequeños. "Mientras no haya un transporte público adecuado, ni un ancho de banda suficiente ni otros servicios esenciales, la gente joven tendrá que irse", subraya Aparici.

Las dos visualizaciones interactivas se han elaborado a partir de datos del Instituto Valenciano de Estadística. En el mapa se ha representado el índice de envejecimiento (2022) en unidades, no en porcentaje, y para ello se han redondeado los valores. Esta aproximación no se ha realizado en los municipios que aparecen en color verde para destacar ese 8% de casos en que hay más jóvenes de 16 años que mayores de 64. Por su parte, en el gráfico se han utilizado los datos de 2022 del Padrón Municipal de Habitantes y para ello se ha agrupado el número de vecinos en función de dos tramos de edad (de 16 a 64 años y a partir de 64).

Carlos Algarra

Redactor de informativos en Radio Valencia