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El prodigioso beato Gaspar de Bono

En 'La València Olvidada', Rafa Solaz nos lleva hasta la calle Cañete, uno de los pocos 'atzucacs' que quedan en la ciudad, próximo a las torres de Quart. En un principio partía desde esta calle de Quart hasta la de la Corona, pero en 1730 este último extremo se cerró, convirtiéndola en un 'atzucac'

La València olvidada: El prodigioso beato Gaspar Bono (10-01-2024)

València

El lugar es famoso por las fiestas que tradicionalmente se realizan en honor a Gaspar de Bono, y aquí se halla su casa natalicia. La figura de Bono siempre ha estado rodeada de sorprendentes sucesos prodigiosos. De varias biografías sacamos algunos apuntes..

Hay que advertir de que las noticias que proporcionan sus biógrafos hoy en día podríamos considerarlas del todo fantasiosas, como veremos, basadas en milagros que incluían la presencia física del propio diablo, biografías que luego sirvieron como soporte documental para reafirmar su beatificación.

El beato Gaspar de Bono, de la Orden de los Mínimos, nació en València el 5 de enero de 1530 y fue bautizado en la iglesia de San Nicolás de Bari. Abrazó la religión con fervor y muy pronto sentiría la presencia del diablo que le acechaba interiormente con tentaciones y maquinaciones en su pensamiento. Poco a poco, esta presencia fue en aumento y, según decían, tuvieron lugar algunas apariciones físicas del demonio que le amenazaba con terribles castigos. Una furia infernal se adentró en el coro donde se encontraba el beato. Este oyó un aullido tan horrible que lo dejó atónito. Pero pronto se rehízo y siguió en la oración.

'Satanás' hizo un segundo intento, esta vez más espectacular, ya que ocasionó un estruendo tan extraordinario que parecía un terremoto y tembló todo el coro, crujiendo la barandilla del mismo. Bono, arrodillado a los pies de un crucifijo, respondió: "¿Piensas acobardarme, espíritu infernal para que deje la oración? Pues no te temo bestia engañadora." El diablo, afectado por la defensa divina, salió huyendo y dando un horroroso estampido como señal de coraje y rabia ocasionada por la derrota.

Gaspar de Bono pronosticó el día de su muerte. Esta ocurrió el 14 de julio de 1604. Dicen que su rostro quedó hermoso y agraciado. Su cuerpo se mantenía flexible, como si no estuviera muerto, y en vez de aquellos ingratos olores, que eran propios de una larga enfermedad propensa a la corrupción, se advertía en él y en la ropa de la cama una suavísima fragancia que nada tenía de natural. También quedó en acción de levantar su mano derecha, como si quisiera bendecir a todos los presentes, los cuales se agolpaban para besarla.

Una vez se dio la noticia de su fallecimiento, los vecinos de la calle de Quart y los próximos al convento de San Sebastián, acudieron para verlo, llenándose inmediatamente la capilla donde estaba depositado, y fue tal el tumulto que se decidió exponerlo en medio del templo, inmediato a la grada de la capilla mayor del citado convento. La concurrencia se llevaba consigo todo tipo de adornos que rodeaban al féretro. Las flores eran arrebatadas como reliquias y solo la visión del cadáver y la fragancia que despedía servía para consolar el interior de los allí presentes, seguros de que por la intercesión del beato lograrían grandes mercedes aquellos días. De forma rápida se sucedieron ciertos hechos milagrosos que corrieron de boca en boca por toda la ciudad. Fue beatificado por el Papa Pío VI en 1786.

Bueno, pues hasta aquí el relato de algunos hechos prodigiosos en la vida del beato Gaspar de Bono. Creencias, supersticiones, devoción... libertad para las opiniones. Menos mal que las fiestas celebradas anualmente son todo un alarde de tradición, unas celebraciones que mantienen la esencia de las antiguas festes de carrer, de las pocas que quedan en la ciudad. Vale la pena visitar estas fiestas en el mes de julio, organizadas por la Penya el Clau y disfrutar de les cantaes, el cant d’estil, la procesión y de los actos entrañables que tienen lugar en esta pequeña y pintoresca calle, la que forma parte de la València festiva.

TEXTO: RAFA SOLAZ.