El presunto testaferro Fernando Belhot asegura que Zaplana le dijo que era el dueño del dinero en cuentas en el extranjero

Valencia

El fiduciario uruguayo del expresident y exministro Edaurdo Zaplana asegura que este le confesó que todo el dinero en empresas a nombre de su testaferro Joaquín Barceló era suyo. Dice que primero le pidió asesoramiento para, en teoría, un amigo de la infancia, el testaferro de la trama, Barceló. El propio Zaplana, su asesor Francisco Grau y Barceló se reunieron con él y Belhot les dijo que el dinero estría mejor invertido en Uruguay que en Luxemburgo, porque el país americano tenía uno de los secretos bancarios más fuertes del mundo y las inversiones eran confidenciales.

Dice asimismo que la cantidad de lo gestionado en Uruguay fue de dos millones de euros, que volvían a España en negro a través de cambistas y que recibía aquí la exsecretaria del president, Mitsuko Henríquez.

Belhot, a preguntas de la Fiscalía, dice que Zaplana siempre hablaba con él por teléfono, que nunca firmaron nada y que siempre se comunicaban, muy discretamente, por teléfono, nunca por escrito.

Declaración de los agentes de la UCO

La UCO de la Guardia Civil cifra en 11,2 millones desviados de las comisiones ilícitas por las adjudicaciones de las ITV durante el gobierno de Eduardo Zaplana a empresas de Juan Cotino, entonces director general de la policía a través de operaciones bancarias en el extranjero, en Luxemburgo y Andorra. En concreto, se transfirieron 6,4 millones a Imision Internacional y 2 millones a Fenix Investment. Si a ello se suman los fondos radicados en productos bancarios en Andorra, cifran el total del dinero en Luxemburgo y Andorra en 11,2 millones.

Octava sesión del juicio por el caso Erial que ha comenzado con la declaración de tres guardias civiles que investigaron las sociedades Imison y Fénix, del grupo Sedesa, propiedad de los Cotino. A preguntas de la Fiscalía, los agentes han explicado cómo se montó el entramado de sociedades, que terminaron en manos de dos empresas radicadas en Luxemburgo, Imison Internacional y Fénix, creadas a la vez y con el mismo origen de los fondos, la compraventa de un campo de golf en España. Aseguran que las empresas se creaban para subordinar el interés general a los intereses particulares.

Las creó Juan Cotino, que llevó el dinero en efectivo a Luxemburgo para su constitución. A partir de ahí, esas empresas luxemburguesas fueron comprando participaciones de las empresas adjudicatarias de las ITV hasta poseerlas por completo, de modo que las adjudicaciones acaban en manos de Luxemburgo. Además, luego Cotino vendió sus participaciones en Imison después de que esta hubiera obtenido beneficios de las adjudicaciones y ganó 11,3 millones de euros.

Dicen los agentes que Juan Cotino "nunca fue ajeno a las actividades de Sedesa" y que jugó un papel fundamental. Los investigadores vieron asimismo que las reuniones de Zaplana se producían con las personas que, en cada momento, tenían el papel principal de las adjudicaciones. Así, el mismo día de 1997 que se abrían las propuestas presentadas a las adjudicaciones de las ITV en el marco de la mesa de contraración, Zaplana se reunió con Cotino, según su agenda. Además, se reunió con empresarios cuyas compañías eran adjudicatarias de diferentes lotes de las ITV antes de que se publicara quién había recibido esas adjudicaciones.

Además, han repasado algunos documentos intervenidos en el ordenador de Juan Francisco García, exjefe de gabinete de Zaplana, una especie de "misivas" o reflejo de conversaciones con el expresident, han explicado. En esos documentos hay alusiones a Terra Mítica y frases como "me preguntaron que si merecía la pena presentarse al último concurso de Ciegsa y seguir colaborando, me dijiste que sí y así se lo dije".

Sobre la relación de Zaplana con Francisco Grau, han dicho que en las escuchas telefónicas se detectaron dos formas de hablar entre el exminsitro y el que fuera su asesor fiscal: cuando hablaban de cosas como la declaración de la renta o el cobro de indemnizaciones lo hacían de forma abierta y "normal", mientras que tenían un segundo nivel de conversación cuando hablaban de otros temas y lo hacían con un lenguaje esquivo, evitaban hacer cualquier mención de cualquier tipo de cuestión al que hacen referencia o no daban nombres.