Callejero libertario: la plaza de Lucía Sánchez Saornil

El polígono de la avenida de Castilla, situado en el actual barrio de Tres Forques, fue urbanizado en pleno desarrollismo siguiendo las directrices del Plan General de Ordenación Urbana de 1966.

Dicho proyecto contemplaba la división del polígono en grandes manzanas residenciales formadas por bloques lineales de viviendas dispuestos en torno a un espacio interior reservado a zonas verdes y aparcamientos. Un claro ejemplo de esta tipología urbanística en la manzana formada por las calles Llombay, Santa Cruz de Tenerife, Tres Forques y José Maestre, un cuyo interior se levantó un grupo de viviendas muy reconocible en el barrio por sus balcones azules y porque el espacio libre y las zonas verdes que quedan entre edificios es de carácter privado.

A la calle interior de este grupo se le dio en los años 70 el nombre de Madre Alberta Giménez, fundadora de la Congregación de Religiosas Pureza de María, pero las otras dos plazas destinadas a aparcamiento carecían de nombre. Una de estas plazas, la que tiene acceso por la calle Llombay fue la que se rotuló en 2023 con el nombre de la poeta libertaria Lucía Sánchez Saornil.

Unos años antes, en 2016, el Ayuntamiento de València hizo un llamamiento a asociaciones, sindicatos y colectivos ciudadanos a facilitar el nombre de personajes relevantes susceptibles de ser homenajeados en el callejero de la ciudad. Una de las entidades que aportó nuevas denominaciones fue la CGT, que entre otros propuso a Ferrer i Guardia, Higinio Noja y a la mencionada Sánchez Saornil, en cuyo currículum figura la defensa de las libertades y de los derechos de la mujer en las décadas de los 20 y los 30.

Efectivamente, Lucía Sánchez Saornil, nacida en el seno de una familia humilde del barrio de las Peñuelas de Madrid, fue una luchadora infatigable contra todas las adversidades culturales y sociales que la rodeaban, y con mucho esfuerzo se abrió pasó en el mundo académico desde la facultad de Bellas Artes, donde empezó a relacionarse con la vanguardia literaria de la época. Su producción poética, inscrita en el movimiento modernista y ultraísta, alcanza su apogeo en los años 10, con obras notables como Cuatro Vientos o Elegía Interior.

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Pero es a partir de los años 20 cuando se centra en su actividad política vinculada al movimiento anarquista. Su trabajo de telefonista en la Compañía Telefónica alimentó su conciencia sobre los derechos laborales, participando activamente en distintos conflictos sociales que la hicieron recalar en nuestra ciudad, donde conoció a la que sería su pareja hasta el fin de sus días. Mujer polifacética, fue redactora de revistas anarquistas y oradora en mítines de carácter libertario, donde defendía abiertamente la lucha feminista. No en vano fue cofundadora de la organización

Mujeres Libres, una asociación cuya finalidad era la emancipación de la mujer desde su alfabetización. Tras la guerra, Lucía y su pareja se exiliaron a París, pero huyendo de los Nazis intentan volver a España, primero a Madrid y finalmente a València, donde vivió en la clandestinidad hasta su muerte en junio de 1970.

Después de muchos años en el olvido, cuanto menos una pequeña y escondida vía urbana del barrio de Tres Forques nos recuerda el ejemplo de una de esas heroínas pioneras que ya anticiparon hace 80 años los debates feministas que hoy siguen marcando la actualidad social.