37 días en bicicleta por el círculo polar ártico
El alcoyano Santi Terol elabora una guía para aventureros que quieran recorrer esta zona en autosuficiencia
Santi Terol, un forajido en el Círculo Polar Ártico
Alicante
A Santiago Terol un accidente en la montaña cuando trabajaba como bombero forestal le cambio la vida. A punto estuvo de perder su pierna izquierda. Y durante el periodo de rehabilitación descubrió el padel surf, lo que le devolvió las ilusiones y le despertó las ganas de aventura, como ya nos ha contado en ediciones anteriores de Forajidos.
Ahora, en esta nueva andanza, ha aparcado la tabla -aunque no quería hacerlo del todo, luego nos explicamos-, se ha cogido la bicicleta, la puesto en una caja, la ha embarcado en un avión y se ha ido hasta Tromso, la mayor ciudad del norte de Noruega, la capital de la Laponia noruega, situada en el círculo polar ártico y rodeada de montañas, islas y fiordos. Un lugar idílico, sobre todo en verano, para iniciar la aventura que Santi tenía en mente: recorrer esta zona extrema de nuestro planeta en autosuficiencia.
Al final, fueron 37 días, que comenzaron el 1 de agosto y que se le hicieron más duros de lo esperado, entre otras cuestiones por la climatología y por la mala elección de la tienda de campaña.
A su vuelta, entre anécdotas jugosas, alguna un tanto escatológica y otra un tanto nudista, de las que no os vamos a dar más detalles para que escuchéis la charla, también nos ha contado que está elaborando una guía para viajeros que quieran recorrer este terreno en bicicleta o andando. Todos vídeos los colgará en su canal 'Diarios del Mar'. Y es que antes de iniciar la aventura se dio cuenta de la escasa información que existe de esta idílica (o no tanto, para ir en autosuficiencia y con un presupuesto más que ajustado) parte de nuestro planeta.
Lo cierto es que Santi, tras una primeras jornadas magníficas, a partir del decimo día se dio de bruces con una persistente lluvia que prácticamente no dejó de acompañarle hasta su vuelta.
Pero ello no le impidió disfrutar de los lagos, de los fiordos, de unas montañas que recuerdan a este paisaje que podemos encontrar en los Pirineos a partir de 2.000 metros de altura, pero sin enormes lenguas de agua; de las auroras boreales y de una gente fantástica que le ayudó en todo lo que necesitó.
Y una cosa más, al respecto de las tablas, Santi nos ha contado que quiso surfear una famosa ola del frío del Mar de Noruega, pero le fue imposible hacerlo. Fue el único objetivo que se le quedó por cumplir.