Callejeando: El pintor Fillol y Casa Vella
Sobre la fachada azulada recién restaurada de Casa Vella, en pleno corazón del barrio del Carmen, reluce la placa cerámica que da nombre a la calle dedicada en 1930 al pintor valenciano Antonio Fillol
Callejeando: calle del Pinto Fillol
València
La del pintor Fillol es una popular y transitada calle del barrio del Carmen, paso obligado para los transeúntes que se adentran desde el río al corazón del centro histórico de la ciudad por el carrer de Baix hasta la plaza de Sant Jaume y el Tossal. De la castiza calle del pintor Fillol que a finales del siglo XX todavía conservaba el olor a barrio gremial de los pequeños obradores y de la cocina del conocido bar Los Viñales ya queda en pie más bien poco. Ni la solariega casa del número 9, donde Alfredo Solaz -padre del gran bibliófilo y colaborador de esta casa Rafa Solaz- tenía su colección de cerámica, resistió la presión urbanística y acabó como muchos otros edificios del barrio, en un solar. Como único testigo mudo del ilustre pasado de este entorno urbano se erige la Casa Vella, una vivienda señorial del siglo XVIII que hace esquina con la calle Roteros, y que los más viejos del lugar recordarán como uno de los locales de ocio nocturno más singulares del Carmen. Un viejo y robusto caserón en el que destacaban los arcos de piedra de su interior y que acaba de ser restaurado para ser usado, como no, como establecimiento hotelero.
Sobre la fachada de Casa Vella recayente a la calle pintor Fillol, ahora pintada de un polémico color azul, encastrada en los sillares del recio muro, podemos ver en buen estado y reluciente -ya que el Ayuntamiento no las protege, hay que agradecer a los responsables de la restauración que la hayan respetado- la placa cerámica que desde hace casi 95 años rotula la calle dedicada al pintor Antonio Fillol. Fillol fue un célebre hijo del barrio del Carmen, su padre, zapatero de profesión, tenía su taller en la vecina calle de Santo Tomás, donde nació el pintor, que más tarde instaló su estudio en la calle Baja cuando ya se había convertido en un artista de renombre. Cursó sus estudios sin salir del barrio, en la escuela de Bellas Artes de San Carlos bajo la tutela de Ignacio Pinazo y con 18 años ya había recibido su primer premio en una exposición celebrada en Barcelona. Fue un pintor sensible y habilidoso que retrató con destreza paisajes, costumbres y tipos valencianos, pero fue con sus obras sobre realismo social con las que más notoriedad logró, al tratar cuestiones como la explotación o la violencia contra la mujer, unos asuntos totalmente tabúes en aquella época. No en vano, su obra El Sátiro (1906), que representa una rueda de reconocimiento donde una niña señala al autor de su violación, fue censurada por el jurado de la Exposición de Bellas Artes de Madrid y estuvo oculta durante más de 100 años.
Fillol murió en 1930 como uno de los grandes maestros de la pintura valenciana de entre siglos, reconocido por sus paisanos por sus múltiples méritos: fue catedrático de la Escuela superior de Bellas Artes de San Carlos, profesor de la Escuela Oficial de Artes y Oficios de València y presidente del Círculo de Bellas Artes, entre muchos otros. A su fallecimiento, el Ayuntamiento de Valencia decidió homenajearle dándole a la calle Baja, donde vivía y tenía su estudio, el nombre de pintor Fillol, pero el cronista de la ciudad, Luis Cebrián Mezquita se opuso por ser este un nombre tradicional que merecía ser conservado. Sin embargo, Cebrián Mezquita propuso, para rotular el nombre del pintor Fillol, el pequeño tramo entre la plaza del Árbol y Roteros, que en ese momento también se denominaba calle Baja aunque históricamente no formaba parte de la misma vía. El dictamen del cronista fue aprobado y el Ayuntamiento acordó el 15 de octubre de 1930 rotular dicha calle con el nombre de pintor Fillol.
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