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Historia

Familias léxicas en las calles de València: San José de la Montaña, Juan de Dios Montañés y Padre Tomás Montañana

En el nomenclátor callejero de la ciudad encontramos denominaciones como Montaña, Montañés y Montañana, nombres que forman parte de la misma familia léxica y en ocasiones pueden llevar a confusión

'Callejeando': familias léxicas en las calles de València (30/09/2024)

València

La toponimia urbana, los nombres de las calles y plazas de una ciudad, nació del pueblo de forma espontánea, por el mero hecho de poder orientarse por las ciudades. Cuando estas denominaciones empezaron a usarse para homenajear a personajes ilustres, ajenos al propio lugar, la onomástica perdió su sentido primigenio y en muchos casos dificultó la ubicación dentro de las grandes urbes. A esta pérdida de funcionalidad habría que añadir los casos en los que la onomástica forma, además, parte de la misma familia léxica (es decir, están formadas por palabras que comparten la misma raíz). Ese es el caso de las calles San José de la Montaña, padre Tomás Montañana o Juan de Dios Montañés, que comparten apellido derivado de la palabra 'montaña' y hacen referencia a personajes religiosos. Por eso, en no pocas ocasiones estos nombres han generado confusión entre los usuarios del callejero.

Para desenredar la madeja, empezaremos, por orden cronológico, por la dedicada a don Juan de Dios Montañés, una pequeña calle del barrio de Russafa, situada entre el mercado y la calle del general Prim, que se abrió en el siglo XIX cuando Russafa era un municipio independiente de la ciudad de València. Esta calle conectaba la plaza del mercado con el nuevo establecimiento educativo que había fundado don Juan de Dios Montañés en la misma calle del general Prim, y por eso el Ayuntamiento del poblado le dio su nombre. Juan de Dios Montañés, sacerdote, benemérito y filántropo, hijo de un matrimonio de comerciantes sevillanos, nació en Cádiz en 1808. A mediados del siglo XIX llegó a València vía Alcoy siguiendo la estela de los negocios textiles familiares, pero antes de dar continuidad al comercio familiar prefirió abrazar la fe católica, cursando sus estudios eclesiásticos en el seminario de nuestra ciudad, donde fue nombrado sacerdote.

Propietario de un importante patrimonio, decidió dedicarlo a obras de carácter religioso y social. Fue director de la casa de la Beneficencia, creó un asilo en Godella para madres solteras, pero su mayor obra fue la Escuela Asilo de Párvulos de Russafa construida en 1877 junto al convento de monjas de Nuestra Señora de los Ángeles para dar asistencia y enseñanza gratuita a las niñas pobres del barrio. Por su gran obra benéfica, el pueblo de Russafa le nombró hijo adoptivo y rotuló su nombre en dicha calle. Murió en València en 1890, dejando su fortuna en herencia a las obras benéficas que fundó en vida, lo que propició que en los años 30 se construyera el actual edificio de la escuela Montañés en la calle pintor Salvador Abril esquina con Pedro III el grande, en cuya fachada aún podemos ver la lápida conmemorativa con el busto en bronce del fundador labrada durante los actos del 50 aniversario de la escuela en 1927 y que reza: A don Juan de Dios Montañés. Presbítero fundador insigne de esta benéfica casa-escuela. Sus alumnos agradecidos en el quincuagésimo aniversario de su institución.

Por su lado, la avenida de San José de la Montaña se rotuló en 1931 a petición de la Congregación de Madres de Desamparados y San José de la Montaña que habían levantado su iglesia, residencia y escuela en la calle Quart de fuera junto al camino de tránsitos. La curiosidad es que fue la propia Superiora General de la congregación la que solicitó la rotulación al Ayuntamiento para que sirviese de propaganda del nuevo establecimiento en València que se encontraba en las afueras y era poco conocido entre la ciudadanía. Incluso para darle más pompa se le impuso el nombre de avenida en vez del más apropiado de calle.

Y finalmente, dentro de la familia léxica de Montaña encontramos la calle dedicada al padre Tomás Montañana, esta sí una avenida que se proyectó para enlazar la de Manuel Candela con la Alameda y la otra orilla del río. Empezó a urbanizarse en los años 60 como una bocacalle de la avenida del Puerto que apenas llegaba hasta el Camí Fondo del Grau, pero no fue hasta la década de los 90, coincidiendo con la construcción de la Ciudad de las Ciencias cuando se abrió definitivamente su trazado hasta el recién construido puente de Monteolivete. El nombre de esta calle fue rotulado en 1964 en recuerdo del padre Pedro Tomás Montañana, canónigo de la Catedral de València que tuvo una participación decisiva al frente de la diócesis valenciana en el funesto periodo de la Guerra Civil. Nacido en Valencia en 1876, se graduó doctor en el Seminario Conciliar de nuestra ciudad y fue elegido canónigo de la Catedral en 1921. Durante la contienda civil fue nombrado vicario general de la Archidiócesis Valenciana, asumiendo toda la responsabilidad en aquellos años tan complicados. Murió en 1953 siendo deán de la Catedral de València.

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