¿Tenemos derecho a saber qué comemos en los restaurantes?: la transparencia en la cocina
La industrialización de la cocina y la muerte de la creatividad
Alicante
España es cuna de la creatividad gastronómica, pero la industrialización está matando esta esencia. Platos preelaborados, calentados en microondas, han sustituido a las recetas caseras. Lo que antes era una experiencia culinaria única, ahora es comida en serie. Puedes entrar en cualquier restaurante y pedir una “especialidad” que, en realidad, fue cocinada en un obrador industrial que sirve el mismo plato a cientos de restaurantes en toda España. ¿Dónde está la magia?
Francia, al menos, ha decidido poner freno a esta tendencia. En 2023, una ley obligó a los restaurantes a especificar si un plato fue cocinado in situ o no. En España, en cambio, la falta de transparencia reina. No sabemos si lo que estamos comiendo ha sido preparado por un chef o por una máquina industrial en otro lugar.
Quinta gama: ¿solución o trampa?
No se trata de demonizar la quinta gama. Estos productos permiten a muchos restaurantes ahorrar costes y garantizar una calidad uniforme. En un mundo donde cocinar es caro –con materias primas, energía y salarios en constante aumento–, es lógico que algunos recurran a soluciones rápidas.
Pero aquí está la trampa: ¿de verdad estamos dispuestos a renunciar a la autenticidad por una croqueta industrial? Puedes pedir una en Madrid, Barcelona o Alicante y, aunque te la vendan como “casera”, te estarás comiendo la misma croqueta hecha en un obrador industrial de Cuenca. Lo mismo ocurre con carnes, pescados y pastas. La misma comida, diferentes ciudades. Y lo peor: nadie te lo dice. El cliente tiene todo el derecho a sentirse engañado. Porque, ¿no deberían advertirnos en la carta?
El cliente merece transparencia
La transparencia es clave. Los restaurantes que recurren a quinta gama, en muchos casos, no informan a los comensales. Cocinar desde cero es caro, pero también merece ser valorado. Los ingredientes frescos, el esfuerzo artesanal... todo esto es lo que hace especial a un restaurante.
En OZ gastroclub apostamos por la creación y el riesgo que implica elaborar cada plato. Sabemos que no todos los sabores van a gustar a todos, pero preferimos esa autenticidad al proceso industrial, donde los platos salen como si fueran tuercas y tornillos. Aquí, cada plato refleja el esfuerzo y el compromiso con la calidad.
El compromiso de OZ gastroclub
En OZ gastroclub, cada paso está controlado, desde la selección de proveedores locales hasta la auditoría de calidad. No se trata solo de preparar platos, sino de ofrecer una experiencia auténtica que une innovación y tradición. Cada plato es una creación artesanal, donde los ingredientes hablan por sí solos.
Mientras muchos restaurantes optan por la solución rápida, OZ se muestra como un defensor del derecho del cliente a saber qué está comiendo. La transparencia no es solo un valor, es una forma de devolverle a la gastronomía el respeto que merece. Porque la cocina no es solo comida: es creatividad, esfuerzo y autenticidad. Y el cliente tiene derecho a conocer la verdad detrás de cada plato.