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La Parreta, la enésima pérdida patrimonial de un barrio olvidado

Entre Marxalenes y Campanar se encuentra La Parreta, un popular barrio que carece de reconocimiento oficial y que ha sufrido como ninguno la pésima planificación urbanística de la ciudad

'Callejeando': La Parreta, la enésima pérdida patrimonial de un barrio olvidado (21/10/2024)

'Callejeando': La Parreta, la enésima pérdida patrimonial de un barrio olvidado (21/10/2024)

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València

Contaba en uno de sus poemas Vicent Andrés Estellés que, bajando desde su Burjassot natal a València, una vez pasado Benicalap y el camino de Tránsitos, se adentraba en La Parreta, un paraje bucólico rodeado de huertos y caudalosas acequias que se abría a un cruce de caminos que dividía Marxalenes a un lado y el barrio del Farol, ya en Campanar, al otro. Todo el entorno estaba dominado por el Molí de l’Esperança, uno de los tantos que salpicaban las huertas de la ciudad, movido por la fuerza de las aguas de Mestalla, que también aprovechaban las industrias colindantes como la fábrica de curtidos de Vicente Boluda.

Pero lo que daba nombre a la zona era la alquería de la Parreta, una de las más prestigiosas de la huerta norte de la ciudad, situada justo en la bifurcación del camino viejo de Llíria -posteriormente carretera de Paterna y hoy calle del Dr. Nicasio Benlloch- y el nuevo de Burjassot. La enorme parra que presidía la entrada principal del caserío acabó por dar nombre a todo el conjunto, y así la inmortalizaron literatos de la talla de Blasco Ibáñez o Eduard Escalante, este último en su obra 'El deu, déneu i noranta'. Pero la denominación de La Parreta se empezó a popularizar en el siglo XX cuando la finca se convirtió en un comercio de bebidas y según las crónicas de la época en ella se cocinaban las mejores paellas de la ciudad. La célebre Parreta dio nombre a toda la zona, y los establecimientos y asociaciones que allí se instalaban iban tomando su nombre: el horno, la fábrica de licores, la falla o el club de futbol del barrio. Sin embargo, el arraigo y la popularidad del topónimo no sirvió para que La Parreta fuese considerada como barrio en la división administrativa que ser realizó en los años 80, quedando difuminado entre los de Marxalenes y Campanar.

A partir de los años 50, lo que era una partida eminentemente rural se empezó a urbanizar siguiendo los planes urbanísticos del momento que contemplaban la destrucción sin escrúpulos del paisaje histórico. En la carretera de Paterna se construyó el grupo de viviendas Agrifersa, mientras que en el lado de Marxalenes se levantó un edificio bajo la advocación de San Pancracio, protector de la salud y del trabajo que en aquel momento tenía gran devoción en la ciudad, siendo entonces patrón de los Corredores de Fincas, del Gremio de Desperdicios y de los trabajadores del sindicato de Carga y Descarga, y venerado en las iglesias del Pilar, de San Juan y San Vicente, de San Vicente Ferrer y de San Martín. El nombre de San Pancracio dio nombre también a la nueva calle que se abría desde el cruce de La Parreta hasta la vía del trenet, y en la fachada del nuevo edificio se colocó un pequeño retablo con la imagen del santo. Pero lo que de verdad dio realce a la finca fue la instalación en sus bajos de la tienda de bicicletas Prieto, cuyos rótulos de azulejos pronto se convirtieron en todo un icono en el barrio.

En la actualidad, nada queda de aquella Parreta que cantaron Escalante, Blasco y Estellés. El molino de la Esperanza fue derribado en los años 40, las acequias fueron soterradas y el bar de La Parreta languideció hasta su derribo hace unos años. Sobre el solar resultante se construyó un pequeño parque y hace poco se plantaron unas parras que, desubicadas, ya no interpelan al viandante. La penúltima pérdida patrimonial del barrio ocurrió hace unos meses con la apertura de un nuevo negocio en la finca de San Pancracio que se ha deshecho del rótulo de la calle y del de la tienda de bicicletas Prieto, el enésimo atentado al paisaje urbano y la memoria de nuestros barrios sin que nadie de la administración sea capaz de parar esta sangría.

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