Vivir de la política
La Columna de Carlos Arcaya: «Vivir de la política»
Alicante
No seré yo quien rechace que los diputados autonómicos, cuando cesen en sus cargos, tengan derecho a cobrar una prestación de desempleo. Ni usaré la demagogia para criticar que se suban el sueldo de forma similar a la de los empleados públicos, como en el pasado, por ejemplo, hizo el actual presidente Mazón.
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Lo divertido es oír a la defensiva a los portavoces de los cuatro grupos representados en les Corts para justificar la subida; cómo, esperando el reproche, se convierten en un frontón. Todos a una.
Ese mismo numantinismo lo deberían tener para recordar que se deben a los ciudadanos y para dignificar la vida pública. Por ello, no les vendría mal escuchar al expresidente de Uruguay, José Mujica, quien hace unos días, a los 90 años, se despedía de sus emocionados paisanos recordando la necesidad de llegar acuerdos básicos para afrontar los retos de futuro y les pedía que rechazaran el odio y trabajaran por la esperanza.
Este hombre -aprovecho para recordar a otro buen político, al exconseller Vicent Soler, al que ahora se le machaca- recuerda que la política no es una profesión, es una pasión: "No se vive de la política, se vive para la política".