Toponimia en caso de inundación
La ordenación del territorio es fundamental para evitar episodios tan trágicos como el ocasionado el pasado 29 de octubre, y la toponimia puede ser una buena herramienta para identificar las zonas inundables y el paisaje histórico
'Callejeando', con Luis Fernández: toponimia en caso de inundación (18/11/2024)
València
La Huerta de Valencia es una fecunda tierra de regadío levantada desde tiempos inmemoriales sobre la gran llanura aluvial modelada por los aportes del río Turia y los barrancos de Carraixet -al norte- y de Poyo o Torrent -al sur-. Una comarca que hasta mediados del siglo XX formaba un paisaje cultural único, pero que desde entonces ha ido cediendo terreno al suelo urbano de forma alarmante, quedando el uso agropecuario como una excepción dentro de la norma.
Lo que sí que ha resistido a las embestidas del falso progreso es, sin embargo, la toponimia, los nombres de lugar que todavía conservan el significado de lo que algún día fue la huerta valenciana, y que en muchos casos nos señalan de forma explícita dónde hay una elevación, dónde podemos estar a salvo de inundaciones o, por otro lado, si se trata de una depresión del terreno, zonas que es mejor evitar en caso de riadas.
En el primer caso, y a pesar de parecer totalmente llena, encontramos topónimos como 'l'alter', 'el mont' o 'montanyeta', el 'Puig', el 'tossal' o el 'tossalet', denominaciones que, de manera directa, hacen referencia a pequeñas elevaciones del terreno. En Valencia tenemos, por ejemplo, la calle y la plaza del Tossal y del Tossalet. Menos directo, aunque muy significativo, es el nombre de Burjassot, un topónimo árabe que significa "la torre de l'alteró", es decir, se trata de un punto elevado sobre la huerta, y no es casualidad que el Consell instalase allí los silos de trigo, a salvo de las avenidas del Turia.
Siguiendo con la orografía, no hay pueblo de l'horta que no tenga un camí fondo, camino que discurren por zonas de cota baja que son los primeros en inundarse. O topónimos que, de forma explícita, hacen referencia a depresiones del terreno como 'marjal', 'aiguamoll', 'mareny' (terrenos saturados de agua y el nombre de una alquería del sur de Valencia), la 'foia' (hoya, depresión del terreno) o el 'clot', entornos todos ellos susceptibles de sufrir inundaciones. En este conjunto podemos añadir el topónimo Alfafar, que también procede del árabe al-hufar, que significa hoya, depresión o concavidad del terreno.
En la toponimia urbana de la ciudad de València, aparte de las mencionadas marxalenes y tossals, existían no hace mucho las devallades, las cuestas o bajadas que iban desde la ciudad romana, el barrio de la Seu, un poco más elevada que el terreno circundante, tal y como se pudo comprobar en las últimas inundaciones del siglo XX, donde el agua no llegó a esta zona. El último de estos topónimos que perduró hasta el siglo XX fue la devallada o bajada de San Francisco, que iba desde lo que actualmente es la plaza del Ayuntamiento hasta la calle de las Barcas, por donde antiguamente discurría un brazo del Turia.
Con la transformación de la toponimia tradicional en toponimia conmemorativa, también se perdieron denominaciones como la de rambla de Predicadors -actualmente plaza de Tetuán-, que como su propio nombre indica hacía referencia al lecho natural de un ramal del Turia que discurría por la mencionada plaza y la avenida de Navarro Reverter -pla del Remei- hasta verter de nuevo sus aguas al cauce principal del Turia. Esta rambla tomó su nombre por el convento de frailes dominicos predicadores -actual iglesia de Santo Domingo- que se instaló en su orilla, pero en el siglo XIX se pensó que no era un nombre digno y se le puso el de una batalla ganada en la ciudad marroquí de Tetuán. El antiguo nombre de rambla no deja lugar a dudas, se trata de una depresión del terreno en la que el agua, siempre que tiene ocasión, reclama su paso, como ya ocurrió en las catastróficas riadas de 1949 y 1957.
Sí que existe, por contra, el topónimo Rambleta para denominar una calle, un parque urbano y un teatro en las inmediaciones de la Cruz Cubierta y San Marcelino. Esta denominación hace alusión a un pequeño barranco que drenaba la parte de la huerta regada por la acequia de Favara precisamente en el límite municipal entre Valencia y Paiporta, parte de la cual fue seccionada por el Plan Sur. La toponimia nunca miente, y su conocimiento nos ayuda a comprender y a valorar mejor el entorno donde vivimos.
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