Gazpachos del Vinalopó: Tradición, Sabor y Anécdotas
El escritor, Azorín, natural de Monóvar, tenía opiniones claras sobre cómo debía cortarse la torta: “ni grande ni pequeña”, afirmaba
Rafa Poveda, enólogo, habla de los gazpachos manchegos y los tintos Monastrell
09:58
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1732877870916/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Elda
“Viñas y Relatos" es un espacio cultural del programa Hoy por Hoy Elda Vinalopó, donde se fusionan la tradición vinícola y la literatura. En él, el enólogo e historiador Rafa Poveda nos transporta a través de historias que maridan a la perfección con los vinos de la región.
Los gazpachos, popularmente conocidos como "manchegos", encuentran su verdadera esencia en la comarca del Vinalopó. Aunque su nombre pueda llevar a confusión, la receta y sus ingredientes varían según la zona, y en localidades como Novelda se prepara incluso con mero, una propuesta que sorprende a los amantes de esta especialidad.
La versatilidad es una de las señas de identidad de los gazpachos: se pueden elaborar con conejo, perdiz, liebre, caracoles y, para quienes buscan una experiencia más intensa, con pimienta y pebrella. También los níscalos, si se tienen a mano, enriquecen el plato con un toque de sabor único.
Un detalle curioso es el destino de la torta sobrante, esa parte que no se incorpora a la cazuela. En lugar de desecharla, se transforma en un postre inigualable al servirse con miel, un complemento que endulza la experiencia gastronómica y refleja la creatividad de la cocina popular.
Azorín y el arte de los gazpachos
El escritor José Martínez Ruiz, Azorín, natural de Monóvar y amante confeso de su tierra, tenía opiniones claras sobre cómo debía cortarse la torta: “ni grande ni pequeña”, afirmaba, dejando claro que incluso los detalles más minuciosos eran importantes en la elaboración de este plato.
Una divertida anécdota sobre los gazpachos se remonta a 1901, cuando el también escritor Pío Baroja visitó a Azorín en el Collado de Salinas. Durante la comida, Baroja no dudó en criticar la apariencia de los gazpachos, calificándolos de "vómito de perro". Sin embargo, y para sorpresa de todos, terminó comiéndose tres platos, demostrando que, a pesar de las apariencias, el sabor de este plato regional puede conquistar hasta los paladares más escépticos.
Un maridaje imprescindible
Para completar esta experiencia gastronómica, los gazpachos deben servirse con un vino Monastrell tinto, originario también del Vinalopó. Este maridaje resalta los sabores del plato y ofrece un brindis a la tradición, recomienda Poveda. ¿Listo para saborearlos? ¡Buen provecho!