'Pequeña historia de Alicante en los barrios': desde el que duró nueve meses, hasta el primer prefabricado, el arrasado por una DANA o el más señorial

Alicante

¿Sabían que Alicante tuvo un barrio que duró solo unos meses, tras ser arrasado por una dana y que no cuenta con ninguna imagen que lo atestigüe?

¿Y que Benalúa empezaba en Canalejas?, o ¿que hubo vecinos que tuvieron que construir su propio barrio, mientras el Ayuntamiento hacía la vista gorda?

Son algunas de las anécdotas que desvela el libro de Alfredo Campello: 'Pequeña historia de Alicante en sus barrios', que se presenta esta tarde a las siete y media en la sala Rafael Altamira y que recoge parte de las charlas en la sede de la UA que se impartieron en la época de la pandemia en la propia sede.

Se trataba de no centrarse solo en los personajes, de los que ya existen libros, sino en cómo ha contribuido al desarrollo de Alicante los propios barrios de la ciudad, desde los más humildes, explica Campello en Hoy por Hoy Alicante.

Para ello, la idea era empezar el recorrido desde la fachada marítima y luego entrar en Benalúa Sur, Gran Vía Sur, San Gabriel, Carolinas, hasta llegar a la zona de la Universidad con Rabasa y Divina Pastor, y repasar también algunos de los barrios que han desaparecido o que, por alguna razón, tuvieron que ser derribados.

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Uno de ellos, el que se ubicó en el antiguo vertedero de la ciudad, el CEMER, en la zona de Juan XXIII. Pensado como una zona residencial, a su lado se levantaron las llamadas "casitas de papel", una serie de prefabricadas que fueron arrasadas por una riada en los inicios de los años 60.

Otra curiosidad es la del barrio construido en la subida hasta el Raval Roig, el llamado barrio de la Caridad, del que aún quedan restos de escaleras, de muros y de cocinas que se pueden ver entre los ficus, pero que duró tan poco, que no se conservan ni planos ni grabados ni fotografías.

Se construyó en 1883 y tras una gota fría, nueve meses después, todas aquellas casas que habían sido edificadas en la arena de la playa y la roca de la ladera y con el agua embalsada encima del muro del Raval Roig, desaparecieron por completo.

Curiosa también la historia de Rabasa, planificada para el doble de grande que es ahora, primitivamente como un barrio de chalés de clase media apartado de la ciudad.

Las del barrio de San Francisco, de Babel, del ahora Miguel Hernández, antes llamado José Antonio, parte del cual se derribó y requirió reubicar a sus habitantes. O la de las dos Carolinas, que en 1924 se dividieron administrativamente en Altas y Bajas con la calle Jaime Segarra como divisoria.

El barrio del Cementerio, invisibilizado incluso hasta nuestros días, se levantó con gente procedente de Castilla la Mancha y Andalucía. "Ellos mismos se solucionaron el problema de la vivienda levantando sus propias casas" y a sabiendas del ayuntamiento, explica el autor.

El libro recoge la historia de barrios que nacieron de forma anárquica, o de edificios aburguesados en Canalejas, que al principio era zona del barrio de Babel y prolongaba la Explanada, de forma que la burguesía empieza a apostar por él y así surgieron la Casa Alberola, la del marqués de Benalúa, la Casa de los Carratalá, donde estaba la biblioteca Gabriel Miró, y se empezaron a levantar varios palacetes.

Incluye instantáneas de Ernest Lamy, fotógrafo que en 1863 tomó varias fotos de Alicante estereoscópicas, aquellas primeras fotos en 3D. Se presentará esta tarde con participación de los profesores Jorge Olcina y el excatedrático José Ramón Navarro Vera, y está dedicado a Joaquín Santo Matas, gran divulgador de la historia de la ciudad.