La DANA, otro palo en las ruedas de la panadería y pastelería tradicional valenciana

Valencia

Juanjo Rausell, presidente del gremio de horneros de Valencia, hace recuento en la SER. Entre 60 y 70 hornos, pastelerías y puntos de venta resultaron afectados por la tragedia. De ellos ya tienen constancia de que 5 no abrirán nunca más. Otros 4 ó 5 abrirán entre enero y febrero, sin contar los que ya han podido abrir que son otros pocos. El resto irán abriendo muy poco a poco.

Rausell recuerda que su gremio fue el primero en movilizarse, que fueron ellos quienes dieron de desayunar a los afectados y afectadas que pasaron la noche del 29 al 30 de octubre refugiados en La Petxina y en l'Alquería del Basket. Que durante un mes estuvieron repartiendo pan gratis en la zona cero y que tuvieron que dejar de hacerlo por los muchos problemas logísticos que encontraron y que no merecieron respuesta alguna de las administraciones. Solo la alcaldesa de València habló con ellos pero no hubo solución y tuvieron que suspender ese reparto.

Esa falta de apoyo oficial la hace extensiva a la recuperación. No ya de sus negocios, sino en general. ¿Quién va a reabrir un negocio en una zona que puede volver a inundarse? Eso se pregunta Rausell que pide a las administraciones que estudien medidas para dar seguridad a la población en general y a los empresarios en particular. Porque la solidaridad está muy bien para atender lo urgente pero la incertidumbre no se cura con solidaridad.

Aún va más allá Rausell cuando recuerda que en el caso de hornos y pastelerías tradicionales hablamos de negocios que hacen barrio. Explica que cuando se abre uno atrae a mucha gente y eso, a su vez, atrae a otros comerciantes. Los hornos y pastelerías hacen barrio y en un momento como este eso debería tenerse muy en cuenta.

Máxime cuando, además, la dana puede poner la puntilla al sector más tradicional. Antes de la catástrofe, lo contábamos en la SER en su día, ya hacía un llamamiento Rausell por la falta de mano de obra. La gente joven no quiere dedicarse a la panadería y a la pastelería. Máxime cuando ven, no ya horarios y sacrificio, cuando ven que las franquicias lo están copando todo como en el centro de la capital, de València, en los que encontrar un horno o pastelería tradicional es casi como encontrar una aguja en un pajar.

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Y de cara a la Navidad la dana también manda. La gente está triste y eso reduce el gasto. Opaca el brillo de las fiestas. Y eso se va a notar en la caja registradora.

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