Pasión y resurrección del Servigroup Hoteles Benidorm en una tarde épica de balonmano

Benidorm

A sólo unos días de la Semana Santa, el Servigroup Hoteles Benidorm protagonizó su propia pasión, muerte y, sobre todo, resurrección en un partido épico, de los que se recordarán en mucho tiempo, y que, cuando todo parecía perdido, acabó ganando por 28-25 para meterse de lleno en la pelea por la permanencia.

Los dos equipos sabían de la importancia vital que para sus aspiraciones de salvación iba a tener este partido de sábado en el Palau d’Esports l’Illa de Benidorm y eso permitió que ni e Servigroup Hoteles Benidorm ni el Puente Genil se regalaran siquiera, esos típicos minutos de tanteo y estudio iniciales.

Los dos entrenadores, Marko Krivocapic y Francisco Bustos, habían hecho buen los deberes y sus respectivas plantillas saltaron a la cancha a dejarse hasta el último aliento (algo casi literal en lo relativo a las opciones de salvación en el caso de los locales) sobre el 40x20, lo que provocó un magnífico y espectacular intercambio de ataques desde el arranque mismo del partido.

Cada acción tenía su reacción en el otro lado de la cancha y fruto de ello, de la intensidad y de lo igualado del marcador y del juego, el público, que respondió con nota al llamamiento de la plantilla benidormense, también puso todo lo que tenía que poner, haciendo de la plácida y primaveral tarde benidormense un auténtico infierno para los andaluces dentro del Palau d’Esports.

Y con esos mimbres, los minutos de la primera mitad iban pasando y el Servigroup Benidorm comenzó, poco a poco, a encontrarse algo más cómodo en pista. Con Nacho Valles de nuevo al nivel que se le recordaba de sus mejores momentos de la primera vuelta repartiendo el juego y un Mirko Djurovic y un Mané Abdoulah excelso en el tiro exterior, el trabajo ofensivo de los locales comenzó a hacer mella en las huestes visitantes que, eso sí, fueron capaces de mantenerse siempre con vida gracias, sobre todo, a la falta de acierto de un Witkowski que en ese primer asalto no mostró, ni mucho menos, su mejor versión.

Llegados al minuto 20 de juego y con empate a diez en el marcador, Krivocapic decidió dar salida a Roberto Domenech en sustitución del cancerbero polaco (con dos paradas sobre doce disparos hasta ese punto). Poco o nada se podía corregir en ataque, donde todo funcionaba tan bien como se puede esperar de un equipo con tantas bajas, así que el revulsivo sólo podía buscarse en defensa y, sobre todo, en la portería.

A la vez, sentó el serbio a Nacho Valles, necesitado de descanso. La ausencia del madrileño, casualidad o no, coincidió con un claro bajón ofensivo del Servigroup Hoteles Benidorm que veía como el partido se daba la vuelta y entraba a una fase en la que eran los locales los que, ante un Puente Genil crecido, tenía que vaciarse para no descolgarse en un marcador que, al descanso, reflejaba un ajustado 14-15 que lo dejaba todo para la segunda parte.

La vuelta de Valles en la segunda mitad le imprimió esa velocidad que había perdido el equipo local. Pese a ello, el altísimo ritmo al que se habían disputado los primeros 30 minutos comenzó a pasar factura a los dos rivales, llevando al partido a una fase menos dinámica y con defensas mucho más trabadas que no permitían que las jugadas se desarrollasen en su totalidad.

Punto importante fue el sucedido en el minuto seis, con 17-17 en el marcador, cuando Puente Genil fallaba un tiro de siete metros y, acto seguido y en la otra área, Mané, también de penalti, volvía a poner por delante al Servigroup Hoteles Benidorm (18-17).

Fue quizás esa circunstancia la chispa que necesitaba el partido para volver a incendiarse ya que, a partir de ese momento, el ritmo se intensificó y se volvieron a vivir minutos realmente eléctricos que supo aprovechar mucho mejor el Puente Genil, que se apoyó en el ya tradicional bajón físico de la mermada plantilla benidormense y a la mala actuación de los porteros locales para abrir hueco y llegar al minuto 14 con 19-23 en el marcador.

Ante esa sangría, Krivocapic optó por atacar sin portero, tratando de buscar en la superioridad numérica la forma de detener la sangría.

La cosa funcionó, al menos, en parte. La racha de Puente Genil se detuvo, pero el Servigroup Hoteles Benidorm no fue capaz de recuperar de forma clara el terreno perdido, entrando en los diez minutos finales y, quizás, más determinantes de la historia reciente del club con un preocupante 22-24 en el marcador, momento en el que Krivocapic decidió parar el juego con un tiempo muerto.

Y pese a la oposición arbitral, de nuevo terrible en su actuación, ese tiempo muerto tuvo el efecto deseado y el Servigroup Hoteles Benidorm se metió de lleno en el partido llevando, en apenas cuatro minutos, el marcador a un 24-25 no apto para cardiacos y que lo dejaba todo en el aire, como corresponde a las grandes tardes de balonmano, para los últimos cinco minutos de juego.

Entonces sí. Entonces apareció el mejor Witkowski, con paradas fundamentales. Reapareció la defensa y el ataque se entonó. El Servigroup Hoteles Benidorm le dio la vuelta a un partido que parecía perdido amarrado a las alas de un Palau al rojo vivo entrando en el minuto final de juego con posesión y un gol de ventaja (26-25).

Con las revoluciones a mil, se trataba de jugar de la manera más inteligente. De no perder el balón y de alargar al máximo posible un ataque al que, con sólo 43 segundos de juego por delante, cortó la continuidad el técnico visitante con un tiempo muerto.

Iban a ser los 40 segundos más largos de la historia del Club Blaonmano Benidorm. Una preciosa jugada rematada por Joao Bandeira puso el 27-25 ya irrecuperable que convirtió el Palau en la mayor fiesta vivida desde la histórica clasificación para Europa y que, ahora sí, permite ya no soñar, sino creer al máximo en la salvación.