La València olvidada: Calle de Baix o Baja (por Rafa Solaz)

València

La calle de Baix tiene entrada por la plaza de Sant Jaume finalizando en la de l’Arbre. El título se debió al desnivel que tenía con su paralela calle de Dalt. Tuvo otros nombres: Caldereria Vella y Baja del Alfondech. Probablemente, entre las calles del barrio, fuera ésta una de las más representativas en cuanto a la presencia de talleres artesanales y cases d’escaleta tan características en el Carme.

A principios del s. XIX, en el nº 41, estuvo instalado el Mesón de la Piedra, una hospedería que fue muy popular en la zona. En el nº 8 se encontraban los cuarteles de infantería o caballería llamados de El Rey, única presencia militar que ha tenido el barrio. También se construyó el palacio de Francisco Martínez de la Raga, edificio que permanece en pie actualmente convertido en la residencia de ancianos Palacio de Raga. Vecinos distinguidos fueron los Gauna, instalados desde el s. XVI en una casa situada junto a la plaza de l’Arbre. Uno de sus miembros, Felipe de Gauna fue el autor del manuscrito, conservado en la Universitat de València, que trata de la relación de las fiestas celebradas en la ciudad con motivo de la boda de Felipe III.

Hacia 1880 se estableció La Industrial Valenciana (nº 62), fábrica de abanicos, ya industrializada, movida con caldera de vapor. Por Real Orden de 1888 se había nombrado a Fernando Tellez (nº 10) como contrastador de oro y plata para València y su provincia; para su fiel contraste, labraba la marca Rat Penat en las alhajas.

A principios del s. XX la Gorrería Valencia, de Juan Redondo, que anunciaba: ¡Ojo! Se liquidan 10.000 gorras a una peseta la unidad. Dos comercios emblemáticos que subsistieron en sana competencia: Casa Pinazo y Casa Insa. El primero, situado en los números 36 y 38, frente al palacio de los Raga, está dedicado a todos los artículos de adorno para diversos tipos de celebraciones. Lo regentaba una familia con verdadera vocación artística ya que sus componentes son parientes directos de los afamados pintores Pinazo. Hasta hace unas décadas poseían un almacén en la vecina calle del Pintor Fillol. El otro establecimiento fue Casa Insa, situada en un vetusto edificio en el nº 48, considerado como en el que vivió el pintor Joan de Joanes, se constituyó en centro de ropería, adornos, disfraces y engalanamientos para fiestas.

Ya en el s. XX, se vio Confecciones Albarracín, de Francisco Albarracín Raga, tienda también llamada El Barato de San Jaime especializada en prendas para caballeros y niños.

En el recuerdo quedó el zapatero Ricardo Barceló, un personaje importante para el mundo del fútbol, ya que, entre otras especialidades, confeccionaba botas para este deporte. Fue muy popular entre los clubes valencianos, incluidos los jugadores del Levante y el propio Valencia Club de Fútbol que acudían allí a encargar las botas a medida. Tal era su fama que incluso se llegaron a escribir estos versos: Per qué quant xuta Pepet, sempre mos cola el baló? Será que gasta el xiquet, les botes de Barceló.

Y si de fallas hablamos, en 1985 los falleros de Baix-Mesó de Morella colocaron en el nº 28, junto a su casal y en el edificio del comercio de serrín y leña, otro retablo cerámico recordando la antigüedad de su falla (1853). El casal fallero se sitúa en una planta baja rodeada de solar y, en su fachada, se puede ver su título realizado sobre una madera recortada: Casal Faller Niu l’Estoreta, Llenya al Bombo.

El mítico y entrañable Bar Carxofa, de Juan Palau (nº 42), constituyó un centro de reunión de vecinos quienes degustaban su especialidad: carxofes a la brasa. Muy cerca permaneció la galería de antigüedades de Toni Serrano o actualmente se puede ver al artesano cincelador Miguel Montoya que trabaja repujando a mano filigranas en peinetas y aderezos para falleras, actividad que hace recordar el carácter artesanal del barrio.

En el actual nº 40, una placa, colocada hace unos años, recuerda que allí nació Josep Renau, muy cerca donde se hallaba la casa natal de Mariano Benlliure, lo que ofrece a la calle una categoría de ilustre. Con todo, un carrer de Baix, cercano y entrañable.

Texto: Rafa Solaz

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