El debate en la hostelería de Alicante al inicio del verano: ¿falta de personal o de buenas condiciones laborales?

Alicante

Con el verano regresa el problema que aqueja al sector hostelero en los últimos años: con más de 100.000 vacantes que podrían quedar sin cubrir en toda España, mientras mantiene una de las tasas de paro más elevadas de Europa, el problema vuelve a ser puesto sobre la mesa tanto por los establecimientos como por los propios sindicatos y trabajadores.

En el fondo, la desconexión entre lo que el sector necesita y lo que ofrece.

Desde la Asociación de Restaurantes de Alicante, ARA, tildan esta carencia, como de "muy negativa", porque plantea el cierre de ciertos servicios, dicen.

Ya ni siquiera se pide experiencia, pero aún así cuesta muchísimo encontrar personal. Y eso que "las condiciones de trabajo son bastante buenas", dice su presidenta , Gabriela Córdoba, que considera que el convenio de la Comunitat es incluso mejor que el nacional.

A ello, dice, se suma el problema del aumento de bajas que a veces se solapan, y que dificultan aún más el trabajo.

Desde la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Alicante, APEHA, María del Mar Valera, cree que una parte importante del problema es que muchos candidatos no tienen papeles regularizados y que eso repercute directamente en la falta de mano de obra en el sector.

Pero para los sindicatos, no es que falten profesionales; "lo que faltan son buenas y dignas condiciones laborales". Con un salario bruto como camarero de 1.252 euros, muy próximo al Salario Mínimo Interprofesional, jornadas extenuantes, falta de conciliación y libranza de un día o unas horas a la semana en verano, "es imposible" encontrar mano de obra. Lo dice Michel Martín, secretario general provincial de Hostelería en UGT.

Su homóloga en UGT, Yolanda de la Casa, abunda en la idea de las malas condiciones y entiende que los empresarios deberían "profundizar en calidad" y en "fidelizar a los trabajadores". También en una oferta formativa insuficiente.

Y es que el 95% de los trabajadores del sector considera que su salario no se corresponde con el esfuerzo requerido, con sueldos que llegan a ser un 40% inferiores al promedio nacional.

A esto se suma un reto aún mayor: la necesidad de perfiles cada vez más cualificados. Camareros con idiomas, cocineros con formación técnica o recepcionistas con habilidades digitales son ya imprescindibles. Y, sin embargo, el 42,9% de los profesionales del sector no supera la educación obligatoria.