Nuevos barrios nuevas calles

Valencia

Antes de que el anodino nombre de Turianova fuese popularizado por la promotora de turno, la zona sur del barrio de Malilla era comúnmente conocida por el nombre de sus viejos caminos, alquerías y establecimientos, como por ejemplo las propias escuelas de Malilla o el Molí de les Fonts. La ciudad se despersonaliza, pero las denominaciones tradicionales no venden pisos y las autoridades que deberían proteger la toponimia histórica están a otras cosas más lucrativas. Y así nos luce el pelo en esta ciudad. No en vano, hace unos años, una conocida política de la ciudad dijo que antes de Turianova en aquella zona no había nada. Y se quedó tan ancha, ¡cuánta ignorancia!

Total, que los monstruosos bloques de viviendas que se alzan donde en su día se encontraban las escuelas de Malilla, empiezan a despuntar en el horizonte de la ciudad, y las nuevas calles que han devorado lo poco que quedaba de aquella fecunda huerta demandan nombres para poder domiciliar a los nuevos vecinos a los que les han prometido el oro y el moro, pero que se sorprenden al ver que allí no llega ni el autobús de la EMT.

El caso es que para denominar las vías que cierran el polígono por la zona norte y oeste, el ayuntamiento aprobó a principios de año dedicárselas a dos deportistas valencianas pioneras en sus disciplinas. Así, a la arteria longitudinal que hace de límite norte se le ha dado el nombre de calle de Pilar Javaloyas Gaudiza, en honor a la nadadora paralímpica que consiguió un total de once medallas en los Juegos Paralímpicos durante la década de los ochenta. En concreto, Javaloyas logró seis medallas de plata en Arnhem 1980, dos de bronce en Nueva York 1984 y, en lo que fue el cénit de su carrera, dos oros y un bronce en Seúl 1988. Mientras que a la calle transversal que se encuentra en el extremo occidental del barrio se le ha bautizado con el nombre de Almudena Muñoz, en honor a la yudoca valenciana que logró una histórica medalla de oro en Barcelona 1992. Muñoz derrotó en la final de -52kg a la japonesa Noriko Mizoguchi y se convirtió así en la segunda mujer en la historia del deporte español en lograr una medalla de oro olímpica, apenas horas después de que lo lograra la también judoca Míriam Blasco.

Sin duda, se trata de un reconocimiento especialmente merecido para dos mujeres deportistas valencianas que fueron pioneras en sus respectivas disciplinas y que han servido y sirven de inspiración para muchas jóvenes y futuras deportistas de la ciudad de València. Ambas se unen así a la exigua lista de mujeres que dan nombre a una calle en nuestra ciudad, a pesar de que, en la última década, el 40% de las nuevas calles llevan nombre de mujer, frente al pírrico 2% que representan en el total del nomenclátor. Todavía queda mucho trabajo y mucha pedagogía por hacer.

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