La València olvidada: panteón de Virginia Dotres, la niña que murió rodeada de poesía (por Rafa Solaz)

València

Comenzamos hablando de Gaspar Dotres que era un acaudalado comerciante dedicado al negocio de la seda. Casado con Antonia Guix tenían una hija, Virginia. La niña había nacido el 11 de agosto de 1835, en una casa de campo situada en los alrededores de Lyon, donde su familia había emigrado de València en 1823. De vuelta a la capital del Turia, Virginia, apasionada por la poesía, disfrutaba leyendo los versos de los mejores poetas. Así transcurría su adolescencia cuando, a causa de unas fiebres tifoideas, enfermó de gravedad. En sus pequeños delirios hablaba de sus juguetes, de sus flores y de sus libros, y recitaba poemas de algunos de los autores amigos. Falleció el 6 de febrero de 1851 a los 15 años de edad y fue inhumada en el Cementerio General de València en un nicho provisional.

Algunos de los más destacados poetas valencianos se reunieron junto al nicho y ofrecieron en recuerdo de Virginia una jornada poética y la edición de un sentido libro expresamente dedicado a ella: Las flores del sepulcro. Participarían en este acto y edición de la obra destacados autores: Vicente Boix, Francisco de Paula Gras, Castells, Peregrín García Cadena, Manuel Benedito, Antonio Aparisi y Guijarro… entre otros anónimos poetas quienes ya habían publicado sus versos en algunos periódicos locales.

Al poco tiempo Gaspar Dotres se dirigió a la Comisión del Cementerio solicitando un terreno para construir el mausoleo que acogiera a perpetuidad los restos mortales de su hija. Se le concedió dicho espacio en la parte posterior de la capilla, en la sección 2ª derecha. Posteriormente el Diario Mercantil de Valencia del jueves 28 de julio de 1853, ofrecía esta noticia: Se ha dado ya principio a la colocación del monumento fúnebre que el señor Dotres erige en nuestro Cementerio General.

La construcción del panteón con mármoles de Carrara y de inspiración helenística, fue costosa (en su ejecución y en lo económico). Fue acabado dos años después y trasladados los restos de la niña el 16 de septiembre de 1853, convirtiéndose en el segundo panteón en antigüedad erigido en el cementerio. Representa a un templo helenístico de orden dórico, elevado, que acoge un sarcófago decorado con altorrelieves en sus cuatro lados, todo ello inspirado en el modelo romano de la época imperial. Una escalerilla permite el acceso a la cripta subterránea. El autor de este conjunto escultórico fue el joven artista genovés Vivelli Benedetto Santo Verini y traído, pieza a pieza, de Italia.

En el momento de trasladar los restos de la niña al nuevo panteón se colocó, en una urna, un ejemplar de Las flores del sepulcro y una memoria del acto escrita en latín redactada por el citado cronista Vicente Boix que, desde un primer momento, se había erigido en conductor de las diferentes iniciativas fúnebres. Un emotivo poema del mismo Boix decía así:

Esa su tumba es, ese es el lecho

donde yace sin fin la que fue amada,

la que pura dejó nuestra morada

y otra mansión ante el Eterno halló.

Virginia, allí, sobre la dura piedra

dormida para siempre su cabeza

mientras hermoso en su eternal belleza

el alma un Ángel a su Dios llevó.

Además, una lápida para el recuerdo de Virginia se halla colocada en la iglesia de Santa María de Jesús, calle del Beato Nicolás Factor, en Patraix, precisamente en la zona donde Gaspar Dotres tuvo su fábrica de hilaturas y sedas.

El panteón es uno de los más bellos del Cementerio General de València. En la actualidad han desaparecido las letras de las leyendas e inscripciones de bronce que adornaban el conjunto y se halla pendiente de restauración. Los poemas de Las flores del sepulcro cayeron en el olvido. Virginia Dotres Guix permanece dormida en la memoria de mármol.

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