AVA estima que la Dana Alice ya causa dos millones de pérdidas en el arroz

Valencia

La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) alerta de daños graves en cultivos por las inundaciones y el exceso de humedad. La situación se agrava en zonas ya golpeadas por la DANA de 2024.

Las lluvias torrenciales provocadas por la borrasca Gabrielle a finales de septiembre han dejado un panorama preocupante en el campo valenciano. Aunque las precipitaciones fueron inicialmente bien recibidas por agricultores y ganaderos, la primera valoración de urgencia realizada por AVA-ASAJA cifra en dos millones de euros las pérdidas ocasionadas por las inundaciones en parcelas de arroz.

La organización agraria advierte además de daños localizados en cítricos pequeños, caquis y hortalizas, especialmente en zonas como Sueca, donde el pedrisco y la acumulación de humedad están comprometiendo la calidad de los cultivos. Si las lluvias continúan con la misma intensidad en los próximos días, el impacto podría ser aún mayor.

Miguel Minguet, tesorero de AVA-ASAJA, explica, en La Ventana Comunitat Valenciana, que el problema no es la lluvia directa sobre la Albufera, sino el agua que llega desde toda la cuenca, que comienza en Chiva y recorre hasta 90 kilómetros antes de desembocar en los arrozales. “La gente piensa que el agua que inunda los campos es la que cae aquí, pero no es así. La superficie que vierte en la Albufera es enorme, y el nivel de los campos sigue subiendo incluso días después de las lluvias”, señala.

Las zonas más afectadas coinciden con las que ya sufrieron la DANA de octubre de 2024. “Precisamente esas parcelas se sembraron más tarde por los daños anteriores, y ahora vuelven a estar inundadas. Es como si no hubieran tenido tiempo de recuperarse”, lamenta Minguet.

Cultivos resilientes, pero no inmunes

Aunque el arroz es un cultivo resistente, no es inmune a los efectos de las inundaciones. Desde AVA-ASAJA insisten en la necesidad de mejorar la capacidad de almacenamiento de agua para evitar que las lluvias concentradas en pocos días destruyan infraestructuras y cosechas. “Tenemos que mirar al cielo con alegría, no con temor”, afirma Minguet.

El granizo también ha causado estragos, especialmente en el caqui, un cultivo extremadamente sensible. “Un granizo mínimo lo destroza, y más ahora que está a punto de empezar la recolección. Incluso el simple retraso ya está generando problemas graves”, advierte. En los cítricos, las zonas de Oronules ya presentan daños, y se teme que puedan aparecer problemas de pixat y bufat en las clemenules.

Un año difícil para el agricultor

La campaña citrícola, que prometía precios dignos, podría verse frustrada por la baja producción. “Vamos a multiplicar precios dignos por kilos muy cortos, y el resultado será negativo para el agricultor”, resume Minguet.

El exceso de humedad también amenaza la salud de los árboles, especialmente en plantaciones envejecidas. “La pudrición radicular debilita mucho los árboles, y el agricultor no está ahora mismo en condiciones de replantar”, advierte.

Temporeros en condiciones precarias

La situación del campo valenciano se entrelaza con la realidad social. En Alginet, una treintena de personas vive en condiciones precarias en las gradas de un campo de fútbol. El Ayuntamiento señala que el recinto es propiedad de la Federación, pero el caso pone de relieve la problemática de los temporeros que trabajan en el campo sin estar regularizados.

“Nos entristece muchísimo. Hay falta de trabajadores en el campo, y al mismo tiempo personas que quieren trabajar pero no pueden ser contratadas legalmente. El Estado debe hacerse cargo de estas personas o buscar soluciones, pero no podemos seguir encontrándonos con situaciones como esta”, concluye Minguet.

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