Marrades (UV): "Tras la DANA, nuestras administraciones han demostrado no ser cuidadoras"
La profesora lidera, desde el comité de Expertos, un análisis en clave de género

Entrevista a Ana Marrades, profesora de Derecho Constitucional en la Universitat de València en La Ventana Comunitat Valenciana
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Valencia
La DANA que golpeó la Comunidad Valenciana el pasado 29 de octubre destapó con crudeza las desigualdades estructurales que afectan especialmente a las mujeres. Así lo denuncia, en La Ventana Comunitat Valencia, Ana Marrades profesora de Derecho Constitucional en la Universitat de València y directora de la Cátedra de Economía Feminista y quien forma parte del Comité de Expertos constituido por el Gobierno para analizar el impacto social de la catástrofe.
"Las crisis no generan desigualdades nuevas las magnifican lo que ya estaba mal, se agrava", afirma Marrades que desde el comité lidera el análisis en clave de género. Su diagnóstico elaborado junto a unidades de igualdad municipales y agentes sociales revela un panorama preocupante que exige respuestas urgentes.

Cuidados invisibles y conciliación imposible
"La primera gran área que se ha visto afectada es la conciliación y los cuidados. La devastación de centros escolares y viviendas obligó a muchas madres a improvisar soluciones para atender a sus hijos, algunas mujeres tuvieron que pagar a vecinas tres o cuatro euros para que les cuidaran a los niños, mientras salían a trabajar. Es una cadena de precariedad y explotación", denuncia Marrades. "La falta de centros educativos operativos sumada a la imposibilidad de acceder a viviendas seguras generó un colapso en la conciliación familiar, la conciliación debe ser corresponsable. Si hablamos solo de conciliación parece que es cosa de mujeres y no lo es", subraya.
Trabajo precario y movilidad desigual
El segundo eje es el trabajo femenino. El informe distingue tres perfiles laborales especialmente afectados; las autónomas mujeres con negocios propios, "muchas de ellas mayores de cincuenta y cinco años que han renunciado a continuar ante la avalancha de trámites y la falta de apoyo. A pesar de las ayudas, muchas no han podido reabrir", explica Marrades. El segundo grupo lo forman las empleadas en grandes superficies, "que han resistido mejor gracias a los ERTEs aunque con dificultades logísticas". El tercer grupo, "el más golpeado lo constituyen las trabajadoras del hogar y de cuidados muchas trabajan sin contrato sin cotizar en condiciones de extrema vulnerabilidad las migrantes especialmente han sufrido lo peor", afirma.
La movilidad y el transporte han sido otro obstáculo estructural. La falta de transporte público y la mala conexión entre municipios agravó la situación en la Horta Sud moverse entre pueblos. "Era casi imposible quien tenía coche, lo usaba el varón para ir al trabajo. La mujer, al transporte público cuando lo había", señala Marrades. La reconstrucción de las vías de acceso es urgente pero también, "lo es repensar el modelo de movilidad desde una perspectiva de género".
Violencia de género y espacios inseguros
Los espacios seguros para mujeres también han desaparecido. Casas de mujeres, asociaciones y lugares de encuentro quedaron inutilizados. "El tejido asociativo femenino es esencial para la salud mental y la cohesión social. Recuperar estos espacios es urgente", subraya Marrades. "La pérdida de estos lugares ha tenido un impacto directo en la salud emocional de muchas mujeres especialmente en zonas como la Horta Sud donde el tejido comunitario es fuerte y activo".
Por otra parte, la violencia de género ha mostrado un repunte silencioso aunque no se ha registrado un aumento de denuncias sí se ha detectado un incremento en los quebrantamientos de órdenes de alejamiento. "Muchos agresores aprovecharon la excusa de la catástrofe para acercarse a sus víctimas vengo a ver cómo estás a ver a los niños relatan las mujeres afectadas". Marrades confirma que muchas han acudido a sus centros de referencia para denunciar estas situaciones que se han multiplicado en los municipios más golpeados
La inseguridad en los espacios públicos ha sido otro de los grandes problemas. La población joven tenía miedo de salir por la falta de iluminación, "las personas mayores vivían aterradas porque sus puertas estaban rotas esto hay que tenerlo en cuenta en la reconstrucción", advierte Marrades.
Reconstrucción o transformación
Más allá de la reparación física, Marrades defiende que esta crisis puede ser una oportunidad para repensar el modelo social. "Yo soy utópica, lo reconozco. Me pasó con la COVID, pensé que íbamos a cambiar pero no fue así. Ahora tenemos otra oportunidad no solo para reconstruir sino para transformar", reflexiona. Desde su ámbito propone avanzar hacia una democracia cuidadora que implique, "administraciones que protejan y acompañen nuestras instituciones no han demostrado ser cuidadoras la ciudadanía lo ha notado nos piden una comisión mixta real que no mire solo lo que hacen los nuestros o los de enfrente hay que aunar esfuerzos", reclama.
La burocracia, se queja, ha sido otro de los grandes drama. "Ha impedido contratar personal esencial en los primeros días y sigue siendo un obstáculo si no somos capaces de agilizar esto estamos fallando", concluye Marrades.
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Jose Forés Romero
Redactor en Radio Valencia desde 2024, editor de 'La Ventana Comunitat Valenciana'. Ha trabado en distintos...




