Ansiedad, obesidad y falta de creatividad de niñas y niños: los efectos del exceso de pantallas, según AIJU

Valencia

La trigésimo quinta edición de la Guía AIJU 2025-2026 se ha presentado este lunes con una investigación que pone el foco en un problema creciente: la sobreexposición a pantallas y sus consecuencias en la salud y el desarrollo infantil. El estudio, avalado por instituciones de consumo y basado en criterios pedagógicos y de usabilidad, plantea un reto urgente para la industria juguetera. “Más del 90 % de los niños y niñas en España están frente a las pantallas más tiempo del recomendado por los expertos”, advierte Pablo Busó, coordinador del departamento de Investigación infantil y Pedagogía del Instituto Tecnológico de Productos Infantiles y Ocio (AIJU), en La Ventana Comunitat Valenciana. “Esto tiene una serie de consecuencias a nivel del desarrollo infantil y de la salud”, añade.

Menos juego físico y más pantallas

El informe señala que los expertos recomiendan “cero minutos de pantalla de 0 a 6 años y un máximo de una hora entre los 10 y 12 años”, además de “al menos una hora diaria de juego al aire libre”. Sin embargo, “vemos cómo un 45 % de niños y niñas en España ni siquiera juega ese tiempo mínimo recomendado”, subraya Busó.

Las consecuencias son claras: “Problemas de sobrepeso y obesidad, que no son algo meramente estético, sino que pueden tener efectos en la salud en la edad adulta”, explica. También alerta sobre “problemas de salud mental como ansiedad, estrés o depresión, muy presentes en la adolescencia”.

Frente a la idea extendida de que los niños prefieren las pantallas, Busó lo desmiente: “Nada más lejos de la realidad. Lo que quieren es ir al parque, estar con los amigos y jugar. Las pantallas están en quinta o sexta posición”. El problema, apunta, es social: “Vivimos en una sociedad que parece tener miedo al aburrimiento. Sacamos el móvil en cuanto esperamos dos minutos en el médico, y los niños reproducen esos roles adultos”.

Sostenibilidad y valores en el juego

La Guía AIJU no solo analiza el impacto de las pantallas, también incorpora criterios de accesibilidad y sostenibilidad. “Colaboramos con ONCE, Fiat Parts y CEAPAT y aplicamos la herramienta TUET, desarrollada por AIJU a nivel europeo, para evaluar la accesibilidad de los juguetes”, explica Busó. “Gracias a ello damos pautas de mejora para que las nuevas ediciones sean más inclusivas y permitan el juego universal”.

El juego, insiste, es mucho más que entretenimiento: “Es un derecho fundamental reconocido por la ONU, y como adultos estamos obligados a garantizar tiempo y espacio para que se produzca”. Además, “el juguete es un elemento clave para educar en valores como sostenibilidad y vida saludable”, señala. “Medimos el comportamiento antes y después de introducir juegos en programas educativos y vemos cambios significativos”.

Busó destaca también el papel del juego en el desarrollo de competencias: “Habilidades como pensamiento crítico, resolución de problemas, creatividad, imaginación y la parte social están muy presentes en el juego y en el juguete”, afirma. “Por eso creemos que es fundamental dotar de tiempo y espacio para que se produzca un desarrollo infantil saludable, que será de gran ayuda en la etapa adulta”.

La Guía AIJU 2025-2026 se consolida como referencia en la industria juguetera, no solo por su rigor científico, sino por su compromiso con la infancia. Un compromiso que, según Busó, “debe ir más allá del producto y convertirse en una apuesta por estilos de vida saludables y por el derecho al juego”.

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