Los 'Tiepolo' del misterioso coleccionista

Diez pinturas de Giandomenico Tiepolo se muestran por primera vez al público en la Fundación Juan March de Madrid, pero los responsables de la muestra no ofrecen datos sobre la identidad del propietario de estas obras del pintor veneciano. Se exhibirán hasta el 4 de marzo

Los diez cuadros fueron realizados en España en torno a 1768 por Giandomenico Tiepolo en la época en la que viajó a nuestro país con su padre Giambattista Tiepolo que había recibido el encargo de decorar diversos techos del Palacio Real en Madrid. Son diez cabezas, dos de las cuales representan a hombres ancianos barbados de aspecto oriental, y las ocho restantes a mujeres jóvenes y bellas representadas con diferentes vestimentas y tocados en la cabeza. El artista las debió concebir como una serie para ser colgadas en un mismo habitáculo palaciego y así se presentan en la Fundación Juan March sobre un fondo de paredes en rojo. Se llaman retratos de fantasía porque no representaban a personas concretas, sino que respondían más a tipos genéricos.

Estos retratos de fantasía no eran muy del gusto español a finales del siglo XVIII. Las primeras noticias de esta serie hablan de su adquisición por un coleccionista particular del Puerto de Santa María (Cádiz). De ahí, probablemente, pasaron después de la Guerra Civil española a sus actuales propietarios. El comisario de la exposición es Andrés Úbeda, Jefe de conservación de Pintura italiana y francesa del Museo del Prado, y sólo comenta a la prensa la gran disposición del coleccionista privado que las ha prestado para esta ocasión. No se sabe ni su nombre, ni su lugar de residencia o nacionalidad.

El misterio también rodea al origen de estas obras porque no evocan a ningún personaje en particular. Tampoco se sabe si era habitual mezclar imágenes de ancianos barbados como sabios o filósofos con imágenes de mujeres jóvenes rodeadas de flores o instrumentos musicales. Lo cierto es que Giandomenico Tiepolo debió alcanzar un éxito notable con estos a la vista de la diversidad de copias existentes de la serie y la dificultad para atribuirlos correctamente a la saga familiar de pintores a la que también pertenecía su hermano Lorenzo.