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El realismo ensimismado de Hopper llega al Thyssen

El Museo Thyssen-Bornemysza presenta una gran exposición retrospectiva del pintor estadounidense Edward Hopper en colaboración con los museos nacionales de Francia

(Edward Hopper)

Madrid

La muestra reúne cerca de setenta obras del realismo solitario y moderno que representó Hooper en un recorrido que abarca desde sus primeros cuadros en París, a principios del siglo XX. Podrá contemplarse hasta el 16 de septiembre

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A pesar de ser uno de los pintores estadounidenses más conocidos en Europa, los cuadros de Hooper (1882-1967) se suelen ver en contadas ocasiones en nuestro continente. En España la única exposición del artista se realizó en 1989 en la Fundación Juan March en Madrid. La presente muestra es más amplia en número de cuadros y abarca todas sus etapas con 73 obras entre las que se incluyen también las de pintores que influyeron en Hooper como Edgar Degas, Robert Henri, Félix Valloton o Walter Sickert.

El recorrido en el Museo Thyssen comienza por sus primeros cuadros realizados en París a comienzos del siglo XX que ya empiezan a vislumbrar su estilo propio con paisajes solitarios de la capital francesa. También se exhibe una selección de su corta producción de grabados en blanco y negro en la que aparecen los motivos de sus posteriores cuadros de interior de habitaciones o vistas de ciudades vacías como Sombras nocturnas. Cuando volvió a Estados Unidos Hooper se vio obligado a trabajar como ilustrador de revistas y su pintura fue ignorada por el público. Hasta 1924, cuando ya tenía 42 años, no tuvo su primer éxito con la exposición que realizó en la Rehn Gallery de Nueva York. Su cuadro titulado Casa junto a la vía del tren fue en 1930 la primera obra en integrar la futura colección del MoMa de Nueva York. Tres años después la institución ya poseía 70 piezas del artista.

La muestra abarca todos los registros de Edward Hopper con obras cedidas por media docena de museos estadounidenses, colecciones particulares y las cuatro que posee el Museo Thyssen Bornemisza y la colección particular de Carmen Cervera. Se pueden contemplar sus paisajes marinos y campestres, sus cuadros de casas victorianas, imágenes de interiores de teatros, paisajes urbanos, de ferrocarril, fábricas y sus inquietantes escenas de interior de habitaciones en las que se plasma la soledad, el hastío o la alienación del hombre moderno. Imágenes en las que se asiste a una intimidad sorprendida captada por el artista como si estuviera contemplándola desde la ventana indiscreta de un Alfred Hitchcock. Aunque están todos sus registros se echan en falta algunas de sus obras más características como la imagen de solitario en el bar del cuadro Nighthawks.

Destacan cuadros como el autorretrato del artista, Habitación en New York, Carretera de cuatro carriles, Habitación de hotel, Hotel junto al ferrocarril y el magnífico Sol de la mañana con la mujer sentada en la cama mirando por la ventana. Precisamente el recorrido termina con una reproducción de esta escena en la que va a posar en algunos momentos una modelo real. Colorido impactante y dominio de la luz en un artista de no muy amplia producción que en cada obra ponía el empeño de conseguir obras maestras.

 
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