20 años de Sónar
Un repaso a la historia del festival de la electrónica que en su veinte aniversario ha cambiado de sede
En el 92, tres jóvenes entonces desconocidos -Enric Palau, Sergi Caballero y Ricard Robles-, visitaron al entonces director del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, Josep Ramoneda, para convencerle de que el centro abriera las puertas a la música del futuro. Le convencieron y dos años después tenía lugar la primera edición del festival Sónar. Aquella edición acogió a 6.000 visitantes, este año se espera que pasen por el Sónar más de 100.000 personas.
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"Conéctate a la música del futuro" fue precisamente el eslogan de la primera edición del festival que llegó en 1994. Fueron necesarios dos años de preparativos para poner en marcha un festival que no tenía ningún precedente en nuestro entorno y al que el Centro de Cultura Contemporánea se apuntó con entusiasmo. El entonces director del centro, Josep Ramoneda, reconoce que los tres entonces desconocidos directores del festival lo convencieron de inmediato "por su convicción y sorprendente capacidad de transmitir seguridad organizativa".
La prensa no hizo mucho caso de aquella primera edición de lo que, en palabras del crítico musical Half Nelson, se podía definir como un "festival desconocido de músicos que pasaban inadvertidos para el gran público". Nada que ver con el "sello de calidad y la escuela de nuevos creadores que es ahora".
Los expertos coinciden en que uno de los grandes aciertos del Sónar es cómo ha conseguido dar una coartada intelectual a un género que mucha gente veía sólo como un estilo de baile. Una coartada que, según Ramoneda, "ha quedado desmontada con el traslado a la Feria de Montjuïc". La presencia en el CCCB, dice, "les daba una imagen diferencial".
La única asignatura pendiente que, según los críticos, tiene el festival, es conseguir su segundo objetivo: impulsar internacionalmente los creadores de música electrónica del país. Aunque según el redactor jefe de la revista Dance de Lux, Juan Cervera, "de esto no se puede hacer responsable al Sónar, sino a los propios artistas, su calidad y capacidad para moverse".
En lo que no hay duda es en su éxito: en 1994 pisaban el Sónar 6.000 personas y este año, serán más de 100.000.