Una mujer recupera "sus ahorros de toda la vida" invertidos en preferentes
Un juzgado de Madrid obliga a Bankia a devolver a una mujer los 36.052 euros que invirtió en participaciones preferentes después de no ser debidamente informada y de firmar un test de conveniencia "con las cruces rellenadas"
Un juzgado de instrucción de Madrid ha condenado a Bankia a devolver 36.052 euros a una mujer, "los ahorros de toda la vida" que invirtió en preferentes porque su comercial de confianza de Caja Madrid se lo recomendó y después de firmar un test de conveniencia "con las cruces rellenadas". Según declara probado la sentencia, la mujer tenía estudios básicos y no discutió la recomendación que su comercial de siempre le hizo para invertir en preferentes "para no faltarle a la confianza".
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Nueva condena a los bancos por abusar de la confianza de sus clientes para colocarles participaciones preferentes. En este caso ha sido un juzgado de instrucción de Madrid quien ha condenado a Bankia a devolver a una mujer sus ahorros "de toda la vida", los 36.052 euros que invirtió en preferentes de Caja Madrid siguiendo las recomendaciones de la trabajadora "de siempre". Para la justicia, Caja Madrid no sólo informó a la mujer sobre las características generales de la inversión, sino que le recomendaron suscribir participaciones preferentes "en orden a su alta rentabilidad".
Un nuevo capítulo en el goteo de sentencias condenatorias que reflejan la práctica a la hora de vender participaciones preferentes a pequeños inversores. En este caso, fue una mujer con estudios básicos, ama de casa según refleja la sentencia a la que ha tenido acceso la Cadena SER, quien recibió una llamada de Caja Madrid recomendando la inversión en participaciones preferentes. Una vez en la sucursal, fue la comercial con la que hablaba siempre la que le instó a hacer esta operación, meter los 36.052 que constituían "los ahorros de toda la vida" en participaciones preferentes. La trabajadora del banco le aseguró que era "altamente beneficioso porque tenía un interés muy elevado", y cuando la mujer preguntó que cuándo vencía simplemente "le recomendaron que no lo podía sacar". La mujer selló el destino de sus ahorros después de firmar un test preparado, "con las cruces rellenadas", y sin hacer más preguntas ni mirar la documentación en la que estampaba su firma porque "le pareció que faltaba a la confianza a la comercial".
El juez tuvo que ordenar el testimonio de la afectada
La comercial acusada de vender las preferentes negó ante el juez ser la persona que le hiciera firmar el contrato, a pesar del testimonio de la mujer. Además, la entidad no solicitó que declarara la afectada y tuvo que ser el juez quien acordara su interrogatorio como diligencia final. Para este juzgado está claro que la comercial de la entidad que le vendió las preferentes "ocultó información relevante sobre la naturaleza y riesgos de este producto", declarando probado la sentencia que la mujer firmó el contrato "sin ser conocedora de la verdadera naturaleza de lo que estaba contratando, esencialmente en lo que se refiere al carácter perpetuo de la inversión de capital".




