La jueza Alaya es portada en 'Vanity Fair'

La jueza de los ERE, Mercedes Alaya, que siempre se ha negado a hablar o saludar a los periodistas judiciales, es portada de la revista Vanity Fair en un reportaje acompañado de fotos que la revista afirma que tomado en Sevilla pero que no son un posado. Un reportaje elaborado sobre su persona a partir de distintas conversaciones con su marido, sus amigos y su preparador de las oposiciones a la judicatura. Un reportaje que termina con una referencia a su sueldo. Hablando de las críticas, que no encaja, sus amigos dicen que ella ha confesado: "Vamos que tenga yo que aguantar esto por 3.500 dichosos euros".

Sus íntimos afirman que es "apolítica", que ha votado "al PSOE, al PP, incluso a UPyD, pero desde que investiga temas políticos, no vota. Dicen que con lo que sabe no puede votar". También cuentan que ha recibido amenazas de muerte anónimas.

Sus amigos la definen como mujer insobornable y cuadriculada, como la hija perfecta a la que nadie regaló nada que no acepta que la subestimen. Mercedes Alaya, cuenta la revista, ha pensado en dejar la magistratura cuando termine este asunto. Alaya ha imputado al padre de la amiga de uno de sus hijos.

De ella dicen que es despistada, que lleva un móvil que nunca enciende, que es tímida y "no es siesa", que no bebe alcohol y apenas come.

La revista la define como mujer de clase alta, que ha llevado una vida sencilla de familia adinerada y tradicional. Le gusta la música clásica y reniega de los Beatles. Fue buena estudiante, de matrícula de honor en bachillerato.

La revista cuenta que Mercedes Alaya perdió a su padre cuando tenía 15 años y años después a su único hermano. Tiene cuatro hijos. Su marido afirma que es él quien manda en casa.