La fórmula la tenía Cristiano
El permanente duelo entre Leo Messi y Cristiano Ronaldo ha vivido un nuevo giro en este inicio de 2015. La Gala del Balón de Oro marcó un antes y un después en la trayectoria de ambos jugadores.

Messi celebra uno de sus goles al Levante / RODOLFO MOLINA

Barcelona
El grito llegó después de lanzar el reto. Y combinados maridaron el cocktail que el Barça llevaba un tiempo sin poder crear. Cristiano había logrado la fórmula de la kriptonita, infalible hasta entonces para reducir los súper poderes con los que Messi había dominado el mundo. Pero su error de cálculo dio paso a la gasolina que Leo necesitaba para desear de nuevo reconquistar su reino.
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Más allá de Anoeta, el gran punto de inflexión para el Barça fue el discurso de Cristiano en la gala del Balón de Oro. Verbalizar ante la platea el deseo, nunca disimulado, de querer alcanzar los cuatro galardones de Messi como mejor jugador del mundo, fue un golpe bajo que despertó del letargo al argentino. Instalado en su trono desde hace años, Messi advirtió, gracias al discurso de Cristiano, que el portugués se convertía, ahora sí, en una amenaza real para su palmarés inigualable.
Todo cambió desde entonces, hasta el punto que Messi vuelve a ser Messi, mientras Cristiano deambula preguntándose, quizás, en qué momento pensó que era una buena idea retar al argentino. Desde la gala, Leo convierte en exhibición cualquier aparición. Marca y asiste como el que más, sonríe en el césped, se divierte de nuevo con el balón, vuelve a ejercer de número uno.
Messi se ha propuesto que el Barça vuelva a ganar. Lograrlo dependerá de su voracidad. Pero el Barça ya tiene el modo para que ésta se mantenga al máximo. Si el juego de Messi decae, cosa impensable ahora mismo, la manera de llamar al orden al argentino será fácil. Bastará con recordarle el grito que llegó después de lanzar el reto. Cristiano resolvió la fórmula. Muy a su pesar, el portugués era el ingrediente clave en la resurrección del mejor Leo.




